De fiesta con el Diablo, una nueva etapa para Casillero en México

Digrans, la empresa familiar mexicana que había sido ya por varios años representante de algunas marcas de la viña Concha y Toro está de fiesta tras de que la principal vinícola chilena le ha confiado todo su portafolio en México.

Por Carlos Valenzuela

En esta ocasión, con motivo de la presentación de sus nuevas marcas, entrevistamos a Giancarlo Bianchetti, director de marketing y desarrollo sustentable de Concha y Toro, durante su más reciente visita a la ciudad de Guadalajara, en el mes de abril. La cita tuvo lugar en el restaurante Corazón de Alcachofa.

—Sobre el pasado terremoto de Chile, ¿Cómo se vio afectada la viña Concha y Toro?

—Estuvimos detenidos una semana, hubo varias bodegas de vinificación en donde se dañaron tanques de acero. Además, tuvimos que ordenar; en barricas las pérdidas fueron muy pocas, pero todo brincó como en las albercas de pelotas para niños. La parte más lenta ha sido el ordenamiento del producto terminado que resultó dañado, todavía no tenemos el reporte final, pero sí tenemos claro que gracias a que la cosecha 2009 fue bastante abundante, no tenemos repercusiones en el servicio y abasto de vino […]. Lo perdido fue básicamente nuestro stock de reserva. Afortunadamente, lo más importante, es que no hubo pérdidas humanas.

—Concha y Toro es una marca que tiene 40 años en México, pero ¿qué es México para Concha y Toro?

—Para nosotros México es de los países más importantes del mundo por diversas razones. La primera es que cuando Concha y Toro inició su proceso exportador en Latinoamérica, uno de los primeros mercados donde tuvimos éxito fue México. Estamos presentes desde hace cuarenta años. Los clientes (en México) nos dicen: “Acá hay dos marcas en el vino chileno que la gente reconoce y son Concha y Toro y Casillero del Diablo”. Para nosotros eso es un activo y la mejor forma de cuidarlo es con un trabajo agrícola enológico de calidad, y por el otro lado hacer un trabajo comercial y de mercadeo que se condiga con esa potencia de marca, esa fortaleza, esa tradición en México.

Nosotros sí vemos un potencial de crecimiento en el consumo en el mercado mexicano; por una parte, que los consumidores actuales vayan subiendo: si ellos consumían la línea Frontera, que hoy  consuman Casillero del Diablo, Trío o Don Melchor… porque finalmente lo bonito del mundo del vino, que me imagino que es lo que a ti también te gusta, es la diversidad. Uno nunca se aburre; nosotros mismos que trabajamos en la industria, año con año vamos viendo cosas nuevas. Nosotros como productores tenemos la responsabilidad de generar innovaciones y nuevos productos para darle variedad a nuestros consumidores. Y por otra parte está la gente que no ha entrado a la categoría; todavía tenemos mucho trabajo por hacer para ir acercando el vino a gente que lo ve como un producto lejano, complejo o difícil. En ese sentido el equipo de Digrans ha ido desarrollando todo una estructura de sommeliers, de gente especializada, que tienen como objetivo facilitar ese proceso de decisión de compra y bajar esos miedos y barreras para que toda la gente que no consume vino, entre a nuestro mercado.

—En el vino hay una esfera de protección que puede intuirse como esnobismo, que no ayuda a que el vino sea parte de la cultura de un país, ¿cuál es tu opinión al respecto?

—El vino es un producto cultural, en el sentido de que a diferencia de otros alcoholes el vino es parte de la comida; te puedes tomar una copa sola obviamente, pero está concebido para compartirlo con alimento, para tomar un corte con un cabernet sauvignon, por ejemplo. Por lo tanto ése es el elemento central que tiene como diferenciador con otros alcoholes: que desde el momento en que es partícipe de una comida o una cena o cualquier ocasión, tiende a masificarse. Y así es como ves que países que tienen una cultura de llevar 800 ó 1000 años produciendo vino, donde es un alimento, ni siquiera lo ven como un alcohol.

—Entonces, ¿hay vino para todos?

—Hay vino para todos, y de hecho ese siempre ha sido el objetivo y es lo que hace única a viña Concha y Toro. Nosotros siempre hemos querido tener productos de excelencia en todos los segmentos de precio, de forma tal que lleguemos a todos. Nosotros no sólo queremos posicionarnos arriba, como una viña boutique, ni tampoco solamente estar abajo; queremos acompañar al consumidor, con un producto de muy buena calidad, de muy buen valor, en un segmento accesible donde el riesgo para ti, que no conoces de vino, no sea gastarse 300 pesos para probar algo que no sabes si te va a gustar; sino poder entrar a un nivel más bajo donde el riesgo de equivocarte sea bastante menor, y de ahí ir subiendo en toda la línea de productos que hemos ido desarrollando con los años, de forma tal que realmente podamos invitar, encantar al consumidor en el mundo del vino. Que tú sepas que ahí hay un sello de calidad y por lo tanto la probabilidad de que te equivoques en tu selección sea muy baja.

—¿En qué momento está la cultura del vino en México con respecto a Chile o a otros países de Latinoamérica?

—Creo que ustedes tienen una autopercepción distinta a la real. El vino todavía es bastante nuevo en Latinoamérica, y creo que la estructura de consumo es bastante similar [en todos los países]. Lo que ves en Latinoamérica es que las colonias de países de alto consumo: los españoles, los italianos, son los que llevan adelante el proceso de consumo, y son quienes tienen quizá un consumo per cápita de 5 litros, contra el promedio que puede tener el país de 500 ml. Por lo tanto, creo que Latinoamérica como un todo está todavía en un proceso de desarrollo en términos de consumo, no hay una gran diferencia entre México y el resto. En Chile sí hay una diferencia, aunque el consumo per cápita que tenemos, 17 litros, tampoco es tan alto para ser un país productor; en Chile básicamente me atrevería a decir que la diferencia que tiene con México es que al vino se le ve con bastante más cercanía, pero tampoco creo que hay una diferencia en términos de conocimiento. Creo que el mercado mexicano tiene mucho potencial, lo que hay que hacer es acercar el producto a la gente, que la gente lo pruebe, que sepa de que se trata, y cuando la gente lo comience a disfrutar en la mesa, deja de ser un alcohol y se convierte en un alimento, y eso es lo que encuentras en Francia, en Italia.

—¿Qué hace al 2007 una cosecha histórica?

La nueva línea Casillero del Diablo, ahora manejada en México por Digrans

—Hay una palabra que usan los enólogos, no estoy seguro que sea una palabra correcta: añerismo. Es el rendimiento natural de la planta, que ciertos años naturalmente tendrá menores rendimientos, pero mayores en términos de calidad.

El segundo tema es que ya en el periodo de madurez, de cosecha, fue un año bastante seco, prácticamente no llovió. Eso ayuda a que los enólogos puedan elegir cuándo cosechar. Normalmente estás entrando al otoño o al invierno y ya viene la lluvia, entonces cosechamos un poco antes. Este año (2007) esperaron y cortaron hasta que ellos como enólogos determinaron que era el óptimo para cosechar.

Y el otro es que en general las temperaturas fueron más bajas, fue un año más fresco durante todo el período de desarrollo, lo que permite un desarrollo más lento de la uva que se traduce en elegancia. Entonces tienes un menor rendimiento, un año seco, donde tú como enólogo cortas cuando debes de cortar. Tienen taninos más suaves, mayor elegancia. Por último el tema de la temperatura, que tiene un mayor frescor, se mezcla y te da mayor complejidad y elegancia, y es una maravilla. “Se alinearon los astros”, dice Marcelo Papa, el enólogo de Casillero del Diablo.

Comentarios

1 respuesta a «De fiesta con el Diablo, una nueva etapa para Casillero en México»

  1. Luis E Baldini

    Buen reportaje de los archifamosos bodegeros de Concha y Toro, bueno sin olvidar a sus Casillero de Diablo,y su campaña publicitaia de la cosecha del siglo…..Jajajajaja. He probado 3 cosechas 2007 y la verdad no tienen nada de espectacular, siguen siendo vinos de los que cuestan y no le entregan mas al consumidor, o sea su precio es igual a su calidad, no tienen mas que ofrecernos solo su Tec-Enologia, pero trabajo de viña………..Jajajajaja, son vinos trabajados en la bodega con todo el Tecno-Dinero que se le pueda invertir.
    Saludos-