Marlborough región de Nueva Zelanda de creciente porte y distinción

De los países del Nuevo Mundo, Nueva Zelanda cobra cada vez mayor relevancia. Esto se debe en buena medida a los sauvignon blanc de la región de Marlborough. Peter Saunders, escritor neozelandés especialista en vinos y autor de casi 30 libros de esta índole, nos da un vistazo a esta región, relativamente nueva pero ya de renombre en cuanto a vinos se refiere.

Por Peter Saunders / fotos propiedad de New Zealand Winegrowers

Para algunas personas, Nueva Zelanda es un pequeño jardín en el fin del mundo. Quizá sí lo sea. Sus habitantes están orgullosos de sus programas ecologistas, de su postura antinuclear y de vivir en un país relativamente tranquilo: son cuatro millones de personas provenientes de muchos países que llegan para trabajar juntos, quienes han desarrollado una economía que solía ser primordialmente agrícola, y hoy en día tiene más que ver con la construcción de barcos, la ingeniería, la filmación de películas y los programas de cómputo, entre otras industrias.

La calidad del clima de Nueva Zelanda se extiende sobre 12º de latitud (de 34º a 46º al sur) y además de ser variable, tiene otro punto a favor de las uvas: sobreviven en su territorio algunas variedades mejor que otras en el campo longitudinal o bien cerca de la costa, por el ventoso Estrecho de Cook (Cook Strait), o en las montañas del Otago Central conocidas como Las Excepcionales (The Remarkables). Éstas ciertamente lo son, porque ahí no sólo hay un aeropuerto internacional, el de la ciudad de Queenstown, sino que además en este muy concurrido destino de esquí invernal, todo logra sobrevivir a la nieve y al hielo. Aquí es donde prosperan las uvas.

En particular, Marlborough es la zona que ha cautivado a los amantes del vino en el mundo. Esta atención no les provoca celos a las demás regiones. En la Bahía de Hawke (Hawke’s Bay), en la Isla Norte, hay mezclas ejemplares de merlot y cabernet de una creciente importancia relativa a los syrah (uva de nombre shiraz en Australia, aunque el parecido con el estilo Rhône de Francia ocasionó que en la Hawke’s Bay se utilice el nombre europeo).

Yealands, en la subregión de Awatere. Casi mil hectáreas de viñedos sustentables

El Otago Central tiene como fuerza motriz los pinot noir, mientras que los viognier y pinot gris parecen triunfar a nivel nacional, también los gewürztraminer y chardonnay cuentan con el sufragio nacional, al igual que otras variedades. Los tempranillo y montepulciano, por ejemplo, parecen adaptarse bien a las condiciones locales.

Aun así, Marlborough, en la parte alta de la Isla Sur, cerca del poblado de Blenheim, es el pez grande: tiene casi 22 mil hectáreas de plantaciones de uva (algunas aún no se encuentran en la última etapa de producción), que también equivalen a dos tercios de todos los viñedos de Nueva Zelanda. Comenzó en 1973 como una pequeña firma de la empresa llamada antes Montana, respaldada por la compañía de whisky Seagram de Canadá, y desde entonces se ha expandido más allá de la visión de su fundador.

Al igual que Seagram, Montana es actualmente una marca propiedad de un grupo más grande, Pernod Ricard. Esto es en algunos países, con excepción de la región de Norteamérica, al ser Montana el nombre de un estado en Estados Unidos. Siendo así, a la marca Montana (Pernod Ricard tiene también otras marcas) se le conoce en Norteamérica como Brancott Estate, el nombre de uno de los valles dentro de Marlborough.

Estos valles, que son varios, no deben de verse como tema aparte de la región de Marlborough. Muchas de las cien casas productoras extraen uvas de esta zona, poseen viñedos en varias regiones dentro de Marlborough o compran uvas de viticultores en más de un valle. Esto es en parte para compartir el riesgo del daño por heladas que puedan afectar un territorio más que otro en determinada cosecha, como también para darle a los productores la opción de hacer mezclas de varios lugares.

Las regiones principales son los valles de Wairau, Awatere y Waihopai, pero aún así, el enófilo entusiasta podrá descubrir los valles de Omaka, Brancott y Rapaura Block, rociados sobre la región más grande de Marlborough.

Toda la región de Marlborough se clasifica bajo “clima fresco” en cálculos internacionales de viticultura, aunque según los promedios nacionales neozelandeses, sus veranos y otoños son soleados. El puñado de valles en la región de Marlborough tiene sus propias mezclas de microclimas y las heladas arriesgan cada cosecha. De ahí el deseo de compartir los riesgos inherentes de las cosechas y de procurar que los estilos de vino puedan ser mezclas que se mantengan consistentes. Y está funcionando.

Bodega The Spy Valley. Ergonómica y ambientalmente diseñada en la subregión de Waihopai

Sauvignon blanc

Este clima fresco se ve auspiciado tanto por la temperatura diurna (por las variaciones durante el período de maduración de las uvas) como por la proximidad con el Estrecho de Cook, que es una conexión de brisa sobre el Mar de Tasmania y el Océano Pacífico.

Quizá sea este factor (que se sigue estudiando en las universidades) el que le da a Marlborough su distintivo sabor único en los sauvignon blanc, incluyendo el metoxipirazin –un sabor a grosella y pimiento verde que, balanceado y fresco, le agrada a muchos bebedores de vino–.

Este estilo regional logró la atención mundial hace 20 años. Es picante, semiamargo, con varias sugerencias a césped recién cortado, a espárrago y a pimientos, que en su conjunto le dan una cualidad ‘vegetal’ a esta uva que se había dejado de lado en California. De manera similar, tampoco estaba alumbrando los cielos la uva sauvignon blanc en Sancerre, Francia. De repente, la sauvignon blanc de Marlborough lo logró.

Desde entonces, este estilo ha evolucionado. Los 100 productores locales, más las 100 casas productoras ubicadas fuera del distrito que compran uvas e incluso tienen viñedos en Marlborough, han adaptado sus estilos. Sus vinos ya no siguen teniendo los mismos sabores. Hasta las grandes empresas ofrecen variaciones. Por ejemplo, Villa Maria puede obtener ocho etiquetas de una cosecha promedio de sauvignon blanc, mientras que Constellation (con marcas como Nobilos y Selaks), a veces puede ofrecer muchas más. Por su parte, Pernod Ricard todavía puede tener muchas más que los demás.

Si bien desde principios de los setenta se ha notado una evolución, el estilo herbáceo nunca se ha perdido. En esta evolución han participado los propios productores de vino, es decir, no han estado las empresas sino las personas y su práctica. Éstos suelen tener títulos de universidades australianas, del Lincoln College en Nueva Zelanda y de varias universidades e institutos técnicos alrededor del mundo. A algunos de ellos no siempre les encantaba la uva sauvignon blanc: “No sabe madura”, decían, creyendo que ésta era reflejo de sus propios estándares y habilidades.

La cuestión es que no era del agrado de los consumidores. Quizá no lo era de todos los bebedores de vino, pero lo fue de una cantidad considerable para despertar la atracción internacional por una región del tamaño de una fracción de Napa Valley. De manera particular, los ingleses nombraron el vino “un nuevo descubrimiento dentro en la categoría sauvignon blanc” y la popularidad de éste aumentó.

A los críticos de vinos les causó el impacto suficiente como para que lo reconocieran y crearan interés por algo distinto, proveniente de Marlborough. Los productores de vino prestaron la atención debida. El resultado es que hoy existen distintas levaduras que matizan estilos que generan vinos “de frutas tropicales”, una ramificación estilística que se vale del roble y las levaduras naturales para fermentar. Es grata la exploración de distintas marcas y sus variaciones dentro de este estilo. La edad es otra variedad, puesto que un vino fresco (de nueve meses) puede ser magnífico, y después de dos años puede tener un sabor distinto. Es parte de la diversión que implica evaluar lo que le agrada a cada quién y con cuál plato principal o botana queda bien.

Pinot noir

Naturalmente, el enfoque sobre la región Marlborough necesitó apoyo adicional para establecer su alcance. Éste lo encontró en los pinot noir. Si bien la región no es la impulsora de esta variedad en Nueva Zelanda, los productores en Marlborough tuvieron la oportunidad también de empaparse con ella.

Durante la última década, la región de Marlborough se ha fortalecido como territorio relevante de pinot noir tinto. Esto partiendo de una renuencia casi temerosa por desarrollarlo (anteriormente se utilizaba parte de la pinot noir para producir vino espumoso). Después de todo, Burdeos ofrece tanto tintos como blancos; Borgoña tiene chardonnay y pinot noir, mientras que California es aún más universal en la oferta de variedades.

Ahora las mezclas “clon” de pinot noir de Dijon y de Beaune se producen en condiciones climáticas muy similares a las de Nueva Zelanda, más aún que las de California, por lo que las dudas que se tenían de esta uva se han disipado. Hay también otras regiones de Nueva Zelanda donde la pinot noir está teniendo éxito, aunque la de Marlborough está estableciéndose como región y origen aparte. Adicionalmente, sus vinos son de precio medio y nada costosos, si se comparan con los mejores a nivel mundial. Incluso, en ocasiones aparecen clasificados junto a vinos que se venden a diez veces su precio.

En 30 años, el porcentaje de producción de vinos de Nueva Zelanda como parte de la producción mundial ha aumentado de .1% a .2%, y actualmente es de .5%. El porcentaje se impulsó con el sauvignon blanc de Marlborough y continúa correspondiendo a dos tercios de la exportación de vino neozelandés.

Para los agricultores que alimentan borregos y vacas que producen leche, queso y carne de res con pagos por las toneladas que producen, fue difícil comprender que tener demasiadas uvas por hectárea equivalía a una disminución de calidad y, por lo tanto, del valor de sus cultivos. Fue un proceso de aprendizaje lento entender que “a menor cosecha, mejor calidad”.

A pesar de ello, actualmente cada vez más viticultores reconocen que los productores de vino a los que les venden uvas están en lo cierto: los cultivos más chicos generan mejores precios y mejores vinos. El cultivo de uvas difiere de la ordeña de vacas y del pago por tonelada de manteca o carne de res. La producción de vino es un negocio de calidad y una ventaja local: es un distintivo.

Se han visto recompensados aquellos con la capacidad de cumplir con estos requisitos de menor producción y mayor peso de la fruta en las copas de vino. El sauvignon blanc de Marlborough, que alguna vez fue descubrimiento británico, en términos enófilos lo han recibido “amigos más cercanos geográficamente”, como Australia y Estados Unidos. Asimismo, el estilo lo han aceptado en Holanda, Chile, Argentina, Sudáfrica y hasta en la mismísima Francia. Ahora el estándar del sauvignon blanc proviene de Marlborough.

El pinot noir ha sido buen anzuelo de apoyo. A esta variedad de uva ya no se le considera como “novata” o impredecible.

En esto también existen riesgos: como ya se mencionó, las heladas han provocado daños destructivos en algunas épocas, al grado de que llegan a estallar los brotes de la vid. Otro daño para la industria también han sido la sobrecosecha y la producción de vinos ordinarios sin cuerpo del segmento, los de “pago por tonelada”: desafíos para los productores de cualquier variedad de uva. Aquellos que sobrecosechan afectan la imagen regional, mensaje que ya se está transmitiendo y que ya se entiende. Los vinos sin cuerpo no mejoran la imagen de Marlborough.

Lars Jensen, viticultor de uvas orgánicas con Max, su asistente. Produce el vino Richmond Plains, certificado como biodinámico y orgánico

Blenheim

Como región vinícola, Marlborough rodea el pueblo de Blenheim, donde antaño no había más que un caballo, un pub y una tienda de abarrotes. Todavía no hay muchos lugares dónde cenar después de las 8:00 entre semana, aunque poco a poco ha ido cambiando. Conforme prospera la industria del vino, también progresa Blenheim, su pueblo de apoyo, donde hoy en día abundan los peregrinos internacionales en búsqueda de modernos hoteles y restaurantes.

Blenheim se desarrolla, se expande y tiene mucho que ofrecer. Otras industrias de interés son la de las cerezas, las aceitunas y el aceite de olivo. Se pueden comprar grandiosas botellas de aceite de olivo y adquirirse junto con botellas de vino. Proliferan también los ostiones y las almejas locales en restaurantes y cafés, recién traídos de las orillas del Estrecho de Cook en temporada.

Además, las orillas del Estrecho de Cook en Marlborough no sólo ofrecen espectaculares vistas, sino también paseos de pesca en alta mar y un relajante crucero en aguas tranquilas (comparadas a las que alimentan el estrecho). Es un lugar de paz y relajación.

Entre los mejores lugares para comer están las propias casas productoras, al menos durante la hora de la comida. Si bien algunas son de apariencia sencilla en cuanto a su área de restaurante y la presentación de sus platillos, muchas ofrecen entradas de muy buena calidad y un servicio equiparable al de restaurantes en Auckland, Wellington y la Bahía de Hawke, la región vinícola rival en la Isla Norte.

Nueva Zelanda: la larga nube blanca

Hace varios cientos de años llegaron los primeros pobladores de Nueva Zelanda en canoas con capacidad para muchas personas. Remaron desde las islas Polinesias por el noroeste, desde donde divisaron la “tierra de la larga nube blanca”. De ahí que nombraron al país Aotearoa, que vaga y sencillamente se interpreta como “la larga nube blanca en el horizonte”. Para ellos fue un grato descubrimiento después de meses remando. Y lo convirtieron en su hogar.

Lo que vieron fue, en efecto, un largo pedazo de tierra: 1 600 kilómetros (cabe notar que los cuervos vuelan alrededor de 2 300 kilómetros sobre las carreteras) divididos sobre tres islas principales y muchas otras más pequeñas esparcidas a su alrededor. Así nació una nación.

Muchos años después llegaron navegantes europeos en buques de vela. El primero en arribar fue Abel Tasman, de Holanda, cuyo nombre sigue vigente por el “Mar de Tasmania”, entre Australia y Nueva Zelanda. Después llegó el inglés James Cook, por quien a su vez fue nombrado el Estrecho, ubicado en el canal entre las Islas Norte y Sur de Nueva Zelanda, que son, por mucho, las más grandes del país. El Estrecho de Cook también liga al Mar de Tasmania con el Océano Pacífico.

Fue el navegante holandés quien primero nombró al país: inicialmente, Neu Zeeland, que se traduce como “nueva provincia de Holanda”. Con el tiempo se fue modificando hasta que el nombre de este país remoto se convirtió en New Zealand, de ubicación más cercana a Australia que la distancia que hay entre la punta superior de la Isla Norte y la punta inferior de la Isla Sur.

Cómo llegar

La entrada a Nueva Zelanda es por Auckland (la ciudad más grande) o bien por Wellington (la capital, ubicada al centro-sur de la Isla Norte), Christchurch (una de las ciudades más grandes de la Isla Sur) o Queenstown (dentro de la Isla Sur, ubicada entre montañas, centros de esquí y viñedos). Hay vuelos desde Los Ángeles, San Francisco, Hawai y Singapur, además de los que salen de los siete aeropuertos australianos con frecuencia. Hay también muchos vuelos a Auckland desde Buenos Aires, Santiago y Vancouver.

Dentro de Nueva Zelanda hay vuelos de Auckland a Blenheim, ya sea directos o haciendo escala en Wellington. Hay también servicio de tren y de autobús de Auckland a Wellington (ambos traslados son muy pintorescos) y un servicio de transbordador de tres horas que atraviesa el Estrecho de Cook desde Wellington a Marlborough (desde el puerto de Picton). La distancia de Picton a Blenheim en autobús es de aproximadamente 30 km. También está la opción de rentar un automóvil en Picton. Por último, hay vuelos redondos entre Blenheim y Christchurch.

¿Le gustaría tomar paseos turísticos y también relajarse? O quizá guste algo de esquí (durante algunas épocas del año) cerca de Queenstown. Hay traslados en autobús (de siete horas) o avión (de una hora) desde Christchurch (vuelo directo) a Queenstown y también hay vuelos directos de Auckland a Queenstown (de un poco más de dos horas). Se pueden encontrar más oportunidades turísticas y traslados a partir de una búsqueda.

Éstas son algunas casas productoras favoritas que constantemente producen buen vino, además de marcas de vino para buscar en Marlborough. El orden de éstas puede variar de cosecha a cosecha, aunque tienen récord no sólo de consistencia, sino de valor también. Todos los viñedos a continuación distribuyen a nivel internacional. Los invitamos a que se diviertan en Marlborough visitando bodegas (en Nueva Zelanda a estas visitas se les llama “puertas de cava”, “cellar doors”).

1. Mount Riley (la etiqueta premium de Mount Riley es Seventeen Valley, aunque recomendamos que exploren la marca fundadora primero). Su sabor frutal es excelente, además de su balance, estilo y valor. Es uno de los principales productores de sauvignon blanc, con un pinot noir en fuerte rol secundario. www.mountriley.co.nz.

2. Kim Crawford tan sólo lleva diez años en la industria y ya son muy exitosos. Lo dirige un productor del mismo nombre que cree que los vinos deben beberse y disfrutarse, por lo que los ofrece a precios muy accesibles en su etapa de lanzamiento, aunque no sean vinos de corto plazo. La empresa es propiedad de Constellation Group (Estados Unidos). www.kimcrawfordwines.co.nz.

3. Montana (Brancott Estate). Las degustaciones de esta bodega se ofrecen de manera gratuita y en muchos lugares. Sus vinos son de sabor limpio y con toques frutales “vivos”. Por unos cuantos dólares más y sin ser muy costoso, se adquiere un vino superior, Montana Reserve. Tiene un restaurante ubicado a unos kilómetros al sur de Blenheim (hacia Christchurch) donde puede probarse vino altamente bebible con un filete de pescado o de res para acompañarlo. Es de propiedad francesa, de Pernod Ricard. www.pernod-ricard-nz.com.

4. Nautilus tiene muy buena reputación por sus balanceados y frutales sauvignon blanc y pinot noir, de Marlborough. Son limpios y frescos, con gran sabor a frutas que funcionan bien con muchos platillos. Propiedad australiana. www.nautilusestate.com.

5. Framingham. Especialista en Riesling frente a la corriente de sauvignon blanc y pinot noir, que no debe pasarse por alto. Propiedad portuguesa. www.framingham.co.nz.

6. Isabel Estate se encuentra en un pedazo de tierra de Marlborough ligeramente diferente y sus vinos tienen una definida distinción, ya sea sus sauvignon blanc o sus pinot noir. Son productores de clase mundial, propiedad de una familia neozelandesa. www.isabelestate.com.

7. Cloudy Bay. Quizá sea el ícono de Nueva Zelanda ante los ojos del mundo, por su amplia gama de vinos con clase. A la cabeza está su sauvignon blanc, aunque su pinot noir y chardonnay merecen también atención. Son vinos producidos de manera clásica, vinos “serios”. Propiedad francesa. www.cloudybay.co.nz.

8. Grove Mill es otra casa productora fuerte de Marlborough. Su segunda etiqueta, Sanctuary (Santuario), es un tributo al trabajo que la empresa realiza restaurando pantanos y planicies lodosas a su estado original, para que puedan ahí reincorporarse peces, ranas y patos a lo que era antes su hábitat. Vinos frutales y muy balanceados. Compañía neozelandesa. www.nzwineco.co.nz.

9. Saint Clair tiene un equipo productor muy bueno y un alto estándar en vinos. Si tienen oportunidad de realizar una visita, podrán degustar varios vinos premium especializados (de un solo viñedo) disponibles en su “cellar door”. Propiedad de una familia neozelandesa. www.saintclair.co.nz.

10. Villa Maria. Es la empresa familiar de vinos más grande de Nueva Zelanda, con una variedad de vinos y precios, desde su Private Bin (Barril Privado), pasando por Cellar Selection (Selección de Cava), Reserve (Reserva) y llegando a Individual Vineyard (Viñedo Individual). Algunos de sus mejores vinos no los exportan, aunque sí están disponibles en su “cellar door” (al igual que en su segunda bodega y oficinas corporativas en Auckland). www.villamaria.co.nz.

11. Nobilo Wines (sus marcas secundarias son Selaks y Monkey Bay) es también fuerte participante de Marlborough. Tienen otra bodega y viñedos en la Bahía de Hawke. Es de una familia neozelandesa de tradición, de raíces profundas en el país, aunque actualmente es propiedad de Constellation de Estados Unidos. www.nobilo.co.nz.

12. Kumeu River es una empresa familiar con sede en Auckland que produce un sólido sauvignon blanc de Marlborough, al igual que vinos tintos (más que nada merlot) en su casa en Auckland. www.kumeuriver.co.nz.

Existen muchas más casas productoras.

Mencionamos sólo una breve selección.

Nueva Zelanda, destino vinícola

Nueva Zelanda mide 1,600 km de largo y está ubicada de 34º a 46º de latitud al sur. Tiene nueve regiones vinícolas; algunas separadas por montañas, otras más cerca de la costa que del interior. El tiempo de maduración de las uvas es distinto para cada zona por el viento, el calor, la exposición al ambiente, la sombra, la altura sobre el nivel del mar y su ubicación en planicies o en montañas. Además, hay pequeñas regiones dentro de cada región, con sus respectivos microclimas y ligeras diferencias, no sólo en cuanto a clima, sino en cuanto a tierra y variaciones en las cosechas. Y todas éstas antes de que el productor interfiera en el manejo de la cosecha.

De Norte a Sur

Auckland-Northland. En esta región hay 600 hectáreas de plantaciones de vid. Incluye la zona más al norte y al oeste de la ciudad de Auckland, las islas de la Bahía de Auckland (incluyendo Waiheke) y al sur hasta las colinas de Bombay. En términos vinícolas, la zona es pequeña, aunque extensa y de mucha variación. El poblado de Matakana, al norte de Auckland, es una estrella en potencia; es pequeña pero con muy buenas casas productoras igualmente chicas. En la Isla de Waiheke se encuentran 40 productores, a tan sólo 45 minutos en transbordador desde Auckland. Todos aseguran producir vinos mágicos, sobre todo los tintos… y quizá sí haya un poco de magia en sus procesos. La reina de las bodegas de la zona probablemente sea Kumea River, en Henderson, aunque cabe notar que muchas bodegas de otras regiones también extraen uvas aquí. Al sur de Auckland están Clevedon y Papakura, con sorpresas para sus visitantes.

Waikato. Aquí hay 160 hectáreas de plantaciones de vid. Es una zona extensa que comienza en las colinas de Bombay y termina al sur en la región de Gisborne. Es de escasas uvas y de muy pocas bodegas. Aun así, vale la pena explorarla con tiempo suficiente, puesto que sus vinos sorprenden también a sus visitantes.

Gisborne. Tiene 2,500 hectáreas de plantaciones, lo cual la convierte en la tercera región más grande en Nueva Zelanda, con todo tipo de vinos que contrasta con el hecho de que tiene tan sólo 20 casas productoras. Vale la pena tomar una pequeña desviación en el camino para visitarlas, y el trato que dan es muy amable. Gisborne se promueve como la capital de los chardonnay en Nueva Zelanda y quizá lo sea, aunque hay bastante competencia y las cosechas varían mucho. Recomendamos también el gewürztraminer premium de esta zona.

Bahía de Hawke. Son 5,200 hectáreas de vid. Es la segunda región de vinos más grande en Nueva Zelanda, que tiene como fuerte sus variedades de uva de Burdeos, además de sus syrah, chardonnay, pinot gris, pinot noir y algunos nuevos descubrimientos, como tempranillo y montepulciano. Dos de las bodegas ubicadas ahí tienen zinfandel. Disfruten las visitas a los restaurantes en los viñedos Clearview, Sileni, Craggy Range, Mission, Brookfield, entre otros, para comer bien y con muy buen vino. Son económicos y de precios medios para estándares de Nueva Zelanda.

Wairarapa. Tiene 1 000 hectáreas de plantaciones que se ubican principalmente en Masterton, aunque muchos de los paseos son fuera de la ciudad. Esta localidad es famosa por Martinborough, pueblo colindante donde se produce pinot noir. También están llamando la atención Gladstone por sus numerosas variedades y Opihi, al norte de Masterton, que se desarrolla poco a poco. Sugerimos comer en Martinborough, en crecimiento por la industria del vino, ubicado a una hora al norte de Wellington.

Marlborough. Se ubica en la parte superior de la Isla Sur (no se confunda con Martinborough, mencionado previamente, en la región de Wairapa) y tiene 21,500 hectáreas de parras. Si bien este artículo describe Marlborough más a detalle, no está de más mencionar que es la región de vinos más grande de Nueva Zelanda, con una amplia gama de vinos excelentes, sobre todo sus famosos sauvignon blanc, pinot noir y pinot gris. También es recomendable probar sus no menos grandiosos riesling, chardonnay y gewürztraminer.

Nelson. En este territorio extenso hay 1,000 hectáreas de vid. Aunque es una región pequeña, comer en el viñedo de Waimea o el Seifried es un must. Se necesitan varios días para relajarse en esta soleada zona, para disfrutar de sus vistas panorámicas y de sus viñedos. Los pinot noir son de sus mejores vinos, aunque los de otras uvas son muy buenos también. La bodega más famosa de Nelson es Neudorf Winery, aunque es recomendable visitar otras bodegas en cuanto a valor se refiere.

Canterbury. En Canterbury hay 1,850 hectáreas de plantaciones y como ciudad principal cercana está Christchurch. Al norte de Christchurch se encuentra Waipara, donde sugerimos comer en Mud House o Pegasus Bay, y desviarse del camino principal para tomar un pequeño paseo a la casa productora Muddy Water, así como a otras circunvecinas. Hay mucho que ver aquí. Waipara es pequeño, pero vale la pena visitarlo, sobre todo por sus riesling y pinot noir. Al sur y al oeste de Christchurch hay aún más bodegas con sus respectivos restaurantes por explorar.

Otago Central. Por último, sugerimos conocer la zona del Otago Central, con 22 000 hectáreas de vid sobre hermosas montañas, ya sea durante la temporada invernal de esquí (es destino popular para esta finalidad) o durante en verano o el otoño para disfrutar de mucho sol. Aquí puede percibirse la noción del campo neozelandés, por sus pequeños cafés y vinaterías en una zona montañosa. Aquí hay un notorio interés por el pinot noir, pero recomendamos degustar vinos de cualquier uva. Hay también muchas “sorpresas” en el Otago Central. La ciudad más cercana a este destino es Queenstown, con excelentes opciones de hospedaje y un aeropuerto internacional, o bien, la opción de tomar un autobús de Christchurch a la localidad de Dunedin.

¿Quién o qué es un kiwi?

Existe un ave de Nueva Zelanda, “kiwi”, que no vuela y es nocturna, con una gran capacidad para encontrar insectos. Es debate permanente si alguna vez voló (por sus alas durmientes y por no tener cola). A esta ave no se le ha visto volar desde que los hombres conocieron su especie. Las hay de distintos tipos y tamaños. Son inofensivas para los humanos, pero han sido atacadas (al igual que sus huevos) por otras especies de animales traídos al país. Actualmente se considera una especie en extinción, y donde pueden observarse mejor es en zoológicos u “hogares para kiwis” bajo luces tenues, debido a la naturaleza nocturna del ave, pudiéndose así apreciarse en horario diurno. Aún así, existen civilizaciones de especies de kiwis en varias zonas selváticas salvajes (protegidas) de Nueva Zelanda.

Se les ha llamado kiwis a los soldados neozelandeses desde la segunda guerra mundial.

Un kiwi es también alguien que proviene de Nueva Zelanda, a quien se le conoce así por su identidad y cualidades únicas. Por ejemplo, decir “venían muchos kiwis en el avión”, es indicativo de percibir su acento particular. “Kiwi” es también un miembro del equipo de la liga de rugby, mientras que un “todo negro”, “all black”, es miembro del equipo de la unión de rugby.

Kiwi es también un adjetivo que frecuentemente se utiliza para describir algo de origen neozelandés, como puede ser un vino kiwi o un filete de res kiwi.

Asimismo, se ha convertido en una especie de “símbolo” de Nueva Zelanda. Aparece en muchos productos neozelandeses, en algunos uniformes deportivos y en una ilustración adaptada en la campaña “Compre kiwi”, “Buy Kiwi”, para fomentar la compra de productos nacionales.

Se le denomina también kiwi a los dólares neozelandeses en el ámbito del comercio internacional. No sorprende que la imagen esté grabada en la moneda de un dólar neozelandés, al igual que en una de las monedas de plata de 20 centavos.

Otro uso de este nombre es para la fruta. Los kiwis crecen en una vid enrejada, de tres metros de altura, en algunas partes de Nueva Zelanda. Los kiwis brindan deleite y estética a amantes de la comida gourmet alrededor del mundo, aún teniendo una peluda textura exterior. Se le atribuyen muchas propiedades de salud, entre ellos, un alto contenido de vitamina C y el hecho de que contribuyen a un buen estado de la piel. Una vez que se despega la cáscara (que por cierto, también es comestible y saludablemente alta en fibra), es una fruta deliciosa y nutritiva, ya sea en ensaladas o simplemente servida con helado y en ocasiones como decoración en un platillo. También se produce una pequeña cantidad de vino de kiwi.

Comidas de calidad en los viñedos

Muchos de los viñedos en Marlborough tienen restaurantes buenos, sobre todo a la hora de la comida. Aquí mencionamos algunos que valen la pena para comer en un ambiente tranquilo y con un viñedo como paisaje de fondo. En términos internacionales, todos son de precio accesible y de valor excepcional. La excepción es Herzog, que es más costoso pero igualmente excelente y cuyos chefs propietarios tienen experiencia en restaurantes de Estrellas Michelin en Europa.

1. Hunters. Este restaurante en ocasiones abre para cenar, aunque debe de plantearse como objetivo definitivo para la hora de la comida. Tiene área de mesas interior y exterior. La decoración del lugar es sencilla, lo cual contrasta con su gran variedad de vinos ofrecidos y sus excelentes platillos. www.hunters.co.nz.

2. Allan Scott tiene un patio para comer afuera y las mesas se colocan en el interior sólo cuando el clima es desfavorable. Tienen también una excelente cervecería, aunque recomendamos apostar por su buena comida, acompañada de un exquisito vino. www.allanscott.com.

3. Herzog es la experiencia de comida por excelencia, aunque haya que pagar un poco más que en los demás restaurantes. El servicio es magnífico, de administración, chefs y la mayor parte del servicio entrenados en Suiza. Resulta grandioso el esfuerzo por el trato personalizado de realeza que brindan, que toma tiempo, lo cual hay que tener el mente. También abre para cenar. Además, tienen una casita de renta. Por último, como dato curioso, el nombre Herzog está en conflicto comercial internacional, por lo que a la bodega a veces se le conoce como Hans Herzog o “Hans Family Estate”, aunque es el mismo lugar y se trata de los mismos vinos. www.herzog.co.nz.

4. Pernod Ricard, al sur de Blenheim. A simple vista luce muy comercial aunque, por el contrario, ofrece una gran experiencia de buena comida con un extenso rango de marcas de vinos. No hay que desalentarse por su gran tamaño y su estilo; hasta puede ser una experiencia divertida.

www.pernod-ricard-nz.com.

5. Highfield es un restaurante de construcción elevada y una linda vista panorámica del campo tranquilo y sus viñedos. www.highfield.co.nz.

Hospedarse en Marlborough

Además de la atracción turística principal local, los vinos, el pueblo de Blenheim es también punto de partida para explorar la Isla Sur, puesto que los transbordadores del Estrecho de Cook llegan ahí desde Wellington. Éstos trasladan cientos de automóviles y vehículos de carga a diario. La renta de automóviles puede ser en Picton (donde se ubica el muelle) o bien en Blenheim, en agencias internacionales, como Hertz, Avis y Budget.

Por estas razones, Blenheim ofrece numerosas opciones de hospedaje, ya sea cerca del centro del pueblo o de los viñedos, que están a corta distancia de éste.

Los hoteles tienen de 20 a 100 cuartos cada uno; no son muy grandes, aunque sí cumplen muy altos estándares de calidad y están bien ubicados. Sugerimos contactar a su agente de viajes para reservar, o bien, por medio de las siguientes páginas web:

www.destinationmarlborough.com/accommodation

www.aatravel.co.nz/new-zealand/blenheim-area_accommodation.html

Traducción de Alma García