Ok, el vino Canadiense no es nada nuevo, algunos de nosotros conocemos los ya famosos icewines, o ‘vinos de hielo’, los cosecha tardía y algunos fortificados. Pero la verdad es que tintos, nos llegan muy pocos.
Carlos Valenzuela.
Si haz viajado por el Valle del Okanagan o por Ontario, probablemente haz visto los viñedos, y en un viaje a prácticamente cualquier lugar de Canadá, en los restaurantes te ofrecerán orgullosamente sus vinos locales. En esta ocasión nos agrada escribir que es precisamente esta es tarea la que ha emprendido el Consulado de Canadá en Guadalajara junto con Vinoteca y Anita Li. Aquí una breve reseña.
El pasado miércoles 18 de julio fui amablemente invitado por el Consulado Canadiense en Guadalajara y Vinoteca a una cena maridaje para promoción de vinos; pudiendo haber sido un evento como muchos otros, éste tenía –para mí al menos– dos grandes atractivos: Vino Canadiense y por supuesto, la cocina del restaurante que es ya un clásico actual tapatío: Anita Li.
¿Por qué me interesa el vino Canadiense?
Me interesa el vino en general, sí; pero es innegable que regiones frías que antes se abocaban por completo a la producción de vinos blancos, tardíos o fortificados, cada vez presentan mejores ejemplares de vinos tintos. Estos cambios –algunos atribuidos al clima y muchos otros a los estilos que ahora prefiere el mercado global– son parte de lo que llamó mi atención hacia el vino de nuestro socio del norte.
¿Y el evento?
Fuimos recibidos con un coctel de whisky canadiense Canadian Club y maracuyá ideado por León Vázquez, en sus propias palabras, una versión especial para el evento de un tradicional coctel Old Fashioned.
Después Paola Guevara, Coordinadora Comercial de Vinoteca, seguida por Juan Carlos Muñoz, Delegado Comercial del Consulado de Canadá en Guadalajara e Yvonne Chin, Cónsul y Delegada Comercial Principal del Consulado de Canadá en Guadalajara nos dieron una calurosa bienvenida por parte de cada involucrado, así como un agradecimiento especial a Vinoteca, Anita Li y la Oficina del Gobierno de Ontario en México por su participación como socios estratégicos para desarrollar el evento y por su interés en la promoción, por primera vez, de los vinos y “Ice Wine” canadienses de la bodega Pillitteri (@Pillitteriwines) de Ontario, Canadá.
Posteriormente Luis García, Sommelier de Vinoteca, y Olivier Deboise, Chef Ejecutivo de Anita Li, dirigieron la cena maridaje explicando las bondades de los vinos y el “Ice Wine” canadienses así como la cuidadosa selección del menú para los vinos canadienses.
Aquí la secuencia de los cuatro tiempos:
Primero: tartar de callo de almeja con Pillitteri Riesling-Gewurztraminer. El platillo sin duda fresco, con aliño de cítricos, cerveza, eneldo y manzana verde se complementó de manera ideal con la frutalidad y acidez del vino blanco canadiense. Los cítricos encontrados tanto en el vino como en el platillo funcionaron como puente y el final avocado (casi dulce) del vino, le sumó permanencia en boca también al platillo. En resumen, un buen complemento de lo que teóricamente se conoce como maridaje por armonía.
Como segundo tiempo se presentó un tataki de avestruz con Pillitteri Cabernet-Merlot. Los finos cortes de ave son sellados en leña de mezquite y servidos con pesto rojo de chile morita y tomates secos, acompañados de reducción de maple y vainilla, chips de portobello y albahaca.
El vino; un tinto de buen balance y cuerpo medio-bajo con notas principalmente de romero, hierbas de olor, pimiento verde y ligeramente de pimienta blanca, así como notas de tierra y hongos; es decir, principalmente de perfil especiado. Un vino que a simple vista pareció sencillo, al probarlo con el platillo se potenció y le fueron más presentes las notas de tierra y hongos que le dieron una complejidad muy bien recibida por su servidor.
El tercero fue una Bavette en costra de chiles secos, a las brasas, bañada con glasé de pimienta Szechuan y miel de agave, acompañada de Pillitteri Cabernet Franc. El vino, de cuerpo e intensidad media, presentó notas de tabaco, barrica y tostados, seguidas por ligeros aromas de ciruela. Por su –no tan alta– intensidad, es un vino que bien puede tomarse solo, pero a su vez acompaña muy bien alimentos que tampoco sean tan intensos en grasas o picantes. Por su parte la Bavette estaba simplemente de maravilla.
Por último el postre, una tartaleta de frutas de la estación y nieve de Garrafa con Pillitteri Ice Wine Vidal. La tartaleta acompañó bien a lo que para mi fue la estrella de la noche. El Ice Wine se presenta con aromas de duraznos en almíbar, piña miel, manzana caramelizada y almíbares en general. Lo que sorprende en este –y en cualquier ice wine de calidad– es que a pesar de su dulzor importante, se mantiene también una acidez media-alta, lo cual es difícil de lograr en el proceso de vinificación.
Mi conclusión, un muy buen ejercicio de maridaje como es ya una costumbre en Anita Li, y sobre todo una excelente oportunidad para conocer algo de lo poco que nos llega de Canadá, que dicho sea de paso, vale bien la pena.
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