La Conquista de la Bicicleta

Hay que convencer de que andar en bici es bueno. Albert Einstein descubrió la teoría de la relatividad mientras daba una vuelta en bicicleta. Si más gente se trasladara en ella se reducirían los riesgos y el costo de los accidentes de tránsito en el mundo –518 millones de dólares al año–. No resultaría herido un peatón cada 35 minutos, en Latinoamérica. Ni los accidentes automovilísticos serían una de las principales causas de muerte entre los jóvenes del país…

La saturación de autos en las calles también es motivo para elegir la bicicleta como un medio de transporte alternativo. En México el uso de la bici comienza a asociarse a un cambio cultural, que implica introducir la cicla para hacer frente a los problemas de traslado en la ciudad, al incremento de las emisiones de ruido, los niveles de contaminación del aire, enfermedades cardiovasculares, obesidad y el sobrepeso.

Ahora distintos organismos ciudadanos y áreas del gobierno están asumiendo la responsabilidad de integrar a la bici al sistema de movilidad urbana. En Guadalajara la efervescencia comenzó con los paseos nocturnos en bicicleta. El primero ocurrió en junio de 2007 y a partir de entonces se instituyó una serie de recorridos durante la noche, que suelen convocar hasta cuatro mil ciclistas –en el Paseo de Todos, organizado por el colectivo Gdl en Bici–. No había pasado ni un año de acciones ciclistas continuas cuando el gobierno municipal  salió a hacer recorridos con los pedaleros, firmar convenios con organismos internacionales expertos en transporte y comenzaron a planear la red de vías ciclistas.

Seis años atrás, doce vecinos de una de las principales avenidas de la ciudad y el alcalde municipal protagonizaron un alegato ante un juez administrativo para deshacer los primeros kilómetros de ciclovía que se construían sobre avenida La Paz. Construyeron y destruyeron. El plan fracasó.

Ciudad de México está abanderada por el movimiento Bicitekas. Hace diez años que la asociación comenzó a promover el uso de la cicla y a cultivar sus lazos con organismos internacionales. Nada menos en mayo pasado realizaron el Primer Congreso Nacional de Ciclismo Urbano con el respaldo del jefe de gobierno e instituciones como El Centro Cultural España y la red de expertos internacionales del Instituto de Transporte y Desarrollo de Políticas.

Proyectos como las rutas dominicales en bici, el Cicletón en Ciudad de México y la Vía RecreActiva, en Guadalajara, son un buen principio para demostrar la disposición de la gente a usar la bicicleta. Poco a poco la cicla pasa de su condición peyorativa, al idealizado territorio de la sustentabilidad. Sin embargo, aunque la bici está en la agenda política e institucional, se habrá avanzado en realidad, cuando las autoridades saquen a la bici de su rol lúdico y deportivo y reconozcan en ella una alternativa para solucionar los problemas de movilidad, riesgos de salud pública y el deterioro progresivo de la ciudad y el medio ambiente.

Aún falta un trecho para armonizar la ley y la cultura ciclista. De la primera no hay ni pizca, la bici aún no es reconocida como un vehículo, no hay reglas para los ciclistas, ni derechos ni obligaciones. De la segunda hay participación colectiva decidida a generar el cambio: los organismos ciudadanos se han encargado, no sólo de difundir los beneficios de usar la bici, sino que han fortalecido relaciones con otros colectivos internacionales con quienes intercambian información para trabajar en una misma línea de acción: la bici, el transporte del futuro.

En la caótica situación de nuestras urbes urge responsabilizarse a tomar pequeñas decisiones, como por ejemplo: entre usar el coche o montarse a la bici. Todo comienza por sencillas acciones. Para las distancias de menos de ocho kilómetros la bici es el vehículo más eficiente. Son los recorridos que hará en no más de 20 minutos (considerando que tenga un grado mínimo de experiencia pedaleando en la ciudad). Y son, además, más de 30 por ciento de los viajes que se realizan cada día.

Cada día en Guadalajara 2.2% de los viajes que se realizan son en bicicleta. Según el estudio de desplazamientos origen y destino, realizado por el gobierno del Estado de Jalisco, si existiese infraestructura de vías ciclistas aumentaría a 19 por ciento. La inversión en infraestructura será necesaria para asegurar algunos trayectos ciclistas, sobre todo los que comparten espacio con tráfico pesado y de alta velocidad –rutas como el Periférico–, pero gran parte del problema se resolvería con un cambio de conducta: aprender a compartir la calle y respetar otras formas de transporte, básicamente las de autopropulsión, es decir, los de a pie y los de bicicleta.

Cuando esto suceda, México pasará a la lista de referentes en el mundo. Como Ámsterdam, en Holanda, donde 40 por ciento del tráfico es ciclista; Dinamarca, país donde prácticamente todos tienen bici y 32 por ciento de los trabajadores van en bici; San Francisco, la segunda ciudad más densificada de Estados Unidos, donde alrededor de 40 mil personas se trasladan en bicicleta a su trabajo, cada día; o Berlín, en Alemania, donde el objetivo para 2010 es que 15 por ciento de su tráfico sea ciclista y para ello invertirán 2.5 millones de euros en el sistema de ciclovías.

Hay que ver lo que en la rutina ha dejado de ser visible. La posibilidad de andar en bicicleta no es descabellada. Todo comienza por sencillas acciones.


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