De Toro un poco (y de Rioja también)

Entrevista con Lourdes Sáinz Calvo, enóloga de Bodegas Garvey, quien estuvo en México para presentar Campo Burgo, Marqués de Campo Nuble —ambos de La Rioja— y M. O. de Olivara, de la cada vez más consolidada región de Toro, al norte de España.

Por Romeo Sierra

«La crisis económica en España ha sido muy fuerte, sobre todo durante el 2009», dice Lourdes Sáinz Calvo, enóloga de Bodegas Garvey.

Esto ha traído consigo una disminución en el consumo de vinos, sobre todo en restaurantes, y ha puesto en jaque a varias bodegas del país ibérico.

«Muchas bodegas han hecho suspensión de pagos y hay varias en venta», prosigue Sáinz. «Sobre todo aquellas que estaban sacando su financiación de la industria de la construcción, del sector inmobiliario. Durante las épocas de auge, a muchos constructores, sin conocer bien el negocio, les dio por hacer su bodega».

La española estuvo recientemente en México para presentar tres vinos de Bodegas Garvey, dos de la región de La Rioja (Campo Burgo 2006 y Marqués de Campo Nuble Reserva 2006, éste último al cargo de Sáinz), y uno de Toro (M. O. de Olivara 2006), Denominación de Origen (D. O.) que en pocos años ha cobrado gran prestigio, ello debido a vinos de gran estructura y taninos muy pronunciados, elaborados de la variedad tinta de Toro, derivación de la uva tempranillo.

Campo Burgo 2006 es un tinto de crianza con 12 meses de barrica, hecho en un 80% de uva tempranillo y el resto de garnacha; por su parte, Marqués de Campo Nuble Reserva 2006 es un 100% tempranillo con 12 meses en barricas; finalmente, M. O. de Olivara 2006 es un potente caldo 100% tinta de Toro con 14 meses en barricas de roble francés, con notas de frutos negros y chocolate de leche, y una larga persistencia.

Cabe señalar que Bodegas Garvey —cuyo nombre es de origen inglés— inició en la región de Jerez, desde donde se ha extendido a La Rioja, Toro y Pendés. En la actualidad la vinícola pertenece a un corporativo que tiene negocios en los sectores alimentario, hotelero, inmobiliario, bancario y deportivo (son los dueños del equipo de futbol Rayo Vallecano de la liga española), cuya facturación alcanza los 1500 millones de dólares anuales. Esto explica, en buena medida, por qué la crisis económica no les ha afectado mayor cosa.

—¿Qué nos puedes decir sobre la región de Toro?

—Es una D.O. pequeñita, dentro de lo que es España. En total tienes unas 6 mil hectáreas de viñedos inscritos dentro de lo que es la D. O. y en un año normal suele coger entre 18 y 20 millones de uvas solamente. Una de sus características principales es el suelo, que es de tipo arenoso, que hizo que cuando la plaga de la filoxera llegó a Europa —pasó por Francia y fue bajando hacia España— no llegara a Toro, ya que la filoxera no puede desarrollarse en ese tipo de suelos.

El clima es bastante extremo: mucho calor en verano y mucho frío en invierno. Eso ha permitido que existan realmente viñedos centenarios. Eso le da características especiales a la uva.

La uva tiene mucho color, mucho tanino, con un poquito más de grado que en el resto de la denominaciones porque las producciones son muy bajas, y con unos aromas también especiales. La variedad se llama tinta de Toro, que en origen era la tempranillo pero que se ha adaptado al suelo y clima de la zona durante tanto tiempo que ya se puede hablar de que es una variedad un poquito diferente a la tempranillo.

—¿Qué dirías que distingue a Bodegas Garvey de otras bodegas de España?

—La filosofía que se sigue en nuestras bodegas es utilizar los medios técnicos más modernos, pero respetando la forma de elaboración tradicional para ciertas cosas.

—¿Por ejemplo?

—Por ejemplo los depósitos de concreto, que nosotros llamamos cemento, recubiertos con resina epoxialimentaria, que se mantuvieron de la bodega antigua. Estos depósitos se podían haber tirado para poner unos nuevos de acero inoxidable, pero se consideró que la inercia térmica, es decir, la homogeneidad de la temperatura para las segundas fermentaciones, era estupenda en este tipo de depósitos.

Entonces la bodega, creo que con muy buen criterio, los mantuvo. Tenemos entonces depósitos de acero inoxidable para la elaboración, mientras que para la realización de las segundas fermentaciones, la fermentación maloláctica, tenemos, o bien barricas para una parte de los vinos, o bien depósitos de cemento.

—¿Cuál es el estilo que le quieres imprimir a los vinos?

—Buscamos vinos en los cuales el aporte de la madera no sea tan fuerte que desaparezca la fruta. O sea, se busca un equilibrio entre madera y fruta. Para eso la bodega utiliza en un porcentaje muy alto barricas de roble francés, que son el doble de caras que las de roble americano, pero cuyo aporte aromático es mucho más lento y delicado. En la bodega de Toro hay un 95% de roble francés, y en la de Rioja hay un 75% también de roble francés. Pocas bodegas en Rioja y en Toro mantienen ese porcentaje tan alto en barrica francesa.

—¿Cuál es la característica principal de los vinos de Toro?

—Son vinos con mucha estructura, con mucho color y con un grado alcohólico un poco alto. Vinos que hay que elaborarlos con mucho cuidado para que no aparezca una cierta astringencia por exceso de taninos, pero que si se elaboran bien tienen un potencial enorme. De hecho, grandes bodegas como Vega Sicilia, como los Hermanos Eguren y como varias de Rioja han ido a hacer bodegas a Toro. Una cosa interesante fue que la D. O. se empezó a poner de moda cuando Robert Parker le dio cien puntos a dos vinos de Toro.

—¿Para quién dirías que van dirigidos estos tres vinos que vienen a presentar?

—Para gente interesada en conocer nuevos vino, gente a la que le guste que se mantenga la fruta; que gusten de vinos con estructura, con cuerpo. Más que a bebedores de riojas clásicos o de toros clásicos, estos vinos serían para gente que va buscando un poquito más.