Un vino, un mundo; o James y Hugo en la mesa de Benedicto XVI a través de una copa.

James Suckling, quien fuera editor de Wine Spectator para Europa hasta hace un par de meses, crítico reconocido a nivel mundial y por qué no decirlo, aficionado al vino mexicano, incluyó dentro de sus nuevos proyectos producir un vino ex profeso para la cena de clausura de la primer visita oficial en 30 años de un Papa al Reino Unido.

Por Carlos Valenzuela.
Información y fotos: Decanter.com

“Hice estos vinos particularmente para este evento” –James Suckling.

Sabemos de la afición de Suckling por el vino mexicano gracias a sus viajes extraoficiales al Valle de Guadalupe; también por sus comentarios –publicados en su blog– sobre las excepcionales características que desarrollan uvas piamontesas como el nebbiolo, en nuestro país. Sabíamos también que lleva una fuerte relación de amistad con Don Miller y algunos otros productores del Valle de Guadalupe. Lo que nos sorprendió fue que de todos los lugares donde pudo haber hecho su vino, se decidió por México.

One Wine One World. Fuente: Decanter.com
One Wine One World. Fuente: Decanter.com

Su vino, One Wine One World, viene en dos versiones: tinto y blanco. El tinto es una mezcla hecha en México, de vino mexicano, estadounidense y francés. Las uvas en el blend son Grenache, Carignan, Petite Sirah, Zinfandel, Cabernet Sauvignon y Merlot. El blanco es Valpolicella, Fiorano, Pinot Grigio, Chardonnay y Sauvignon Blanc, de origen italiano, esloveno y húngaro.

¿Y donde entra Hugo D’Acosta? Bueno, resulta que nuestro buen amigo-enólogo-revolucionario ayudó a Suckling facilitándole el proceso tanto para la obtención y elaboración del vino en México, las relaciones con Wente –de donde proviene la parte norteamericana del vino– y para la obtención también de la parte francesa, que viene de Roussillon, región donde D’Acosta tiene sus propios viñedos.

Este singular evento es relevante para el momento del vino mexicano por varias razones: Primero, es una cena con el Papa, en Reino Unido. Segundo, Suckling se propone hacer un vino para una ocasión histórica y decide hacerlo en México. Parece una postura de James para hacer lo que durante su trabajo en el Spectator no pudo, al parecer por falta de interés comercial: exponer el potencial de nuestro país. Tercero, los primeros en probar el vino son la gente de Decanter y Jancis Robinson.

Sólo puedo imaginar la cara tanto del equipo en Decanter, como de Jancis y del mismo Benedicto XVI cuando al preguntar ¿Dónde está hecho el vino? Alguien responda: En México.

Aquí la entrevista que le hace Decanter a Suckling:

Link a nota informativa en Decanter.com

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