Château Fonchereau. Tres amigos conquistando Burdeos

“Fonchereau es ejemplo de lo que los mexicanos podemos hacer en el extranjero”, sostiene Alfredo Ruiz, director de Château Fonchereau, la única bodega con capital mexicano en Burdeos. En lo que va del año, los vinos de esta histórica bodega –adquirida en 2006– han ganado importantes premios en Europa.

Por Gerardo Lammers

Alfredo Ruiz no olvida cómo fue aquel coup de foudre, aquel flechazo que lo unió a Château Fonchereau.

Era la primavera de 2005 y se encontraba de vacaciones con su esposa y sus dos hijos pequeños en Suiza, visitando a su amigo, el embajador Luis Alfonso de Alba Góngora, representante permanente de México en Ginebra, cuando decidió llamar por teléfono al propietario de una antigua bodega en la región de Burdeos.

Nadine Vinot-Postry, una antigua amiga francesa radicada en Cuernavaca, le había pedido que cuando estuviera en Europa se pusiera en contacto con dicha bodega, herencia familiar, que atravesaba entonces por serios problemas financieros.

Ruiz, un abogado sinaloense nacido en 1963 con experiencia en los sectores público y diplomático, andaba en aquel momento sin chamba, buscando qué nuevo giro darle a su vida.

La llamada de larga distancia terminó sólo después de haber asegurado una cita para visitar la bodega al día siguiente.

—Nos vamos en este momento—, dijo Ruiz a su esposa y de inmediato hicieron maletas y partieron junto con los niños. Al filo de la medianoche arribaban al pequeño poblado de Montussan.

George Madar, hijo de madame Vinot-Postry –cuya pasión estaba más en la enseñanza de las matemáticas que en la elaboración de vinos– les dio una improvisada bienvenida y los acomodó a los cuatro en una habitación de la casa.

Al día siguiente, lo primero que hizo Ruiz fue abrir las cortinas del cuarto. Descubrió un hermoso campo de viñas. Se encontraban en el interior de un château (castillo) del siglo XV. Cuando más tarde caminaba entre las parras, soportando un inclemente calor que le recordó el de su natal Culiacán, Ruiz ya estaba efectivamente enamorado del sitio. Su poder de convencimiento influiría de manera decisiva para que Fonchereau se convirtiera en la primera y hasta el momento única bodega de capital mexicano (y de hecho latinoamericano) en Burdeos.

“Hablando de vinos”, dice Ruiz vía telefónica desde Francia, “la botella de hoy siempre es mejor que la de ayer y nunca mejor que la de mañana”.

Siempre con una botella de vino de por medio fue como Ruiz construyó a lo largo de varios años una relación de amistad con José Luis y Alejandro Fernández, empresarios inmobiliarios y de los medios de comunicación de la ciudad de México.

Así que cuando Ruiz les propuso a los Fernández asociarse para adquirir Château Fonchereau, el asunto era sólo cuestión de tiempo. La operación fue finiquitada en 2006.

Ubicada en la región Entre-Deux-Mers, a sólo 14 kilómetros de Burdeos y de Saint Emilion, la propiedad consta de 50 hectáreas de las cuales 30 son de viñedos, plantados con las variedades típicas bordelesas: merlot, cabernet sauvignon, cabernet franc y semillon; las restantes 20 hectáreas son de bosques y prados.

Como ocurre con muchas bodegas europeas, Fonchereau tiene su historia. Se sabe, por ejemplo, que durante el siglo XVII la bodega fue propiedad del presidente del parlamento de Burdeos y que también perteneció a la familia de Michel de Montaigne, el célebre creador de la literatura ensayística.

Hacerse de una bodega de estas características en una de las regiones vinícolas más emblemáticas del mundo puede ser visto ya como un logro. Sin embargo, el trabajo de estos tres amigos mexicanos ha ido más allá.

De manera que cuando Ruiz –director de Fonchereau desde el inicio de la aventura mexicana– afirma que son “coleccionistas de medallas”, no sólo está hablando de las generaciones que lo precedieron en esta casa vinícola, sino de sus logros propios: se hicieron cargo de una bodega en crisis, invirtieron en tecnología, y en sólo un par de años ganaron el primer premio de su nueva época: su Château Fonchereau Cuvée Spéciale 2005 ganó medalla de oro en el Concurso Internacional de Bruselas, celebrado en 2008. Desde entonces Château Fonchereau –que cuenta con el consejo de los enólogos Gilles Pauquet y Stéphane Toutoundji– ha conquistado siete medallas y varios reconocimientos a nivel internacional. Su gama de vinos incluye tintos y blancos, tranquilos y espumosos. Produce 250 mil botellas al año.

Este año, por ejemplo, el tinto Château Fonchereau 2006 Le Grand se ha llevado dos medallas de oro tanto en Bruselas como en el Desafío Internacional de los Vinos en Bourg (Francia); esta misma etiqueta recibió medalla de bronce en el Internacional Wine Challenge de Londres y fue recomendado en los prestigiados Decanter World Wine Awards celebrados en la capital británica. Otros vinos de Fonchereau, como el Grand Vin de Bordeaux rouge 2006, el Château Fonchereau Blanc 2007 y el Château Fonchereau Rosé 2007 también han sido reconocidos en lo que va de 2009.

“Fonchereau es ejemplo de lo que los mexicanos podemos hacer en el extranjero”, dice Alfredo Ruiz, enérgico. Y con respecto a sus recientes premios, agrega:

“Nuestra escala ya había superado la cosa local francesa. Por eso pensé en Londres y en las grandes ligas. Y bateamos de jonrón”.

El alcalde de Burdeos, Alain Juppé, ex primer ministro de Francia, declara inaugurada la tradicional celebración “Burdeaux fête le vin” con un botella de Château Fonchereau el año pasado

www.fonchereau.com


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