Calidad, variedad y reconocimiento

Es buen momento para darse la oportunidad de descubrir lo que el mercado vitivinícola mexicano nos presenta.

Por Pilar Meré.

Si hasta hace poco el valor de la evolución y del desarrollo era la adaptación, hoy sabemos que, prácticamente en cualquier ámbito y cualquier persona, equipo o empresa que desee tener el liderazgo y estar a la vanguardia, necesita mantener un proceso vigente que incluya la investigación, el desarrollo y sobre todo la innovación. Y ése, afortunadamente, es el mundo del vino.

Introducirse en este universo, vivir desde el viñedo el inicio del proceso, compartir con la gente del campo, los enólogos y todos aquellos que intervienen en este mágico mundo, no encuentra otro camino más que simplemente enamorarse del vino y, año con año, continuar sorprendiéndose con las novedosas opciones. Así es el mundo del vino mexicano.

Sin embargo, desde hace algunos años y especialmente en 2008, vivimos serias amenazas que impactan todos los ámbitos de nuestra existencia: el calentamiento global, los cambios climatológicos, la crisis financiera, todo un cúmulo de malos presagios y, por desgracia, en muchos casos, realidades que se pronostican para 2009. Para nosotros es una gran oportunidad para recordar la sabiduría popular de los refranes, y en especial uno que dice: “Al mal tiempo, buena cara”.

¿Qué nos depara la crisis para el presente año? Seguramente una nueva oportunidad.

Una actitud que sí depende de nosotros es pensar positivamente, ser innovadores, creativos, proactivos y mirar las muchas opciones que tenemos a nuestro alrededor. Recordemos que evolución es nunca detenerse y siempre seguir adelante.

Es un buen momento para darse la oportunidad de descubrir lo que el mercado vitivinícola mexicano nos presenta: calidad, variedad, reconocimiento y opciones diversas en materia económica.

Nuestro país cuenta con más de 250 etiquetas, desde vinos económicos y de excelente calidad premiados internacionalmente, como el Petit Sirah de L.A.Cetto, sólo por mencionar alguno –lo cual rompe el mito de que todo el vino mexicano es caro–, hasta vinos premium, boutique, como los de Monte Xanic, Casa Pedro Domecq, Freixenet, L.A.Cetto o novedosos como los Tardos y la línea de Vientos de Bodegas de Santo Tomás. Estas marcas, además de que nos otorgan la confianza y el respaldo logrado a través de muchos años, son la expresión de nuestro campo y el esfuerzo comprometido de miles de familias mexicanas.

Pilar Meré es periodista, sommeliere y coordinadora de Promoción de Vinos Mexicanos. Asociación Nacional de Vitivinicultores, A. C. pmere@vinosdemexico.org www.pilarmere.com


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