Salvo que suele ser muy sesudo, es poco lo que sabemos sobre el arte contemporáneo chileno. Esto se debe, entre otros motivos y según explican algunos importantes galeristas santiaguinos, a que el mercado del arte de este país está recién abriéndose al mundo. Con el permiso de los organizadores de la Trienal de Chile 2009, te presentamos el texto introductorio de la exposición “El Terremoto de Chile”, inaugurada en octubre pasado en el Museo de Arte Contemporáneo Quinta Normal (Santiago), escrito por el propio curador de esta exhibición, acompañado de algunas obras participantes.
Por Fernando Castro Flórez
El relato de Heinrich von Kleist El terremoto de Chile sirve como pretexto literario para organizar la narrativa de esta exposición de arte chileno contemporáneo. Un acontecimiento natural desata una suerte de historia moralizante en la que el extranjero aparece como aquel que mancilla el honor de lo propio. Aunque la historia avanza hacia lo bucólico y parece que finalmente todo habría sido “perdonado”, da un giro inesperado –pero no por ello menos lógico– hacia la violencia salvaje e indiferenciada.
En cierta medida la muestra intenta detectar, por seguir con la analogía literaria, temblores de tierra, situaciones veladas o discontinuidades, sin pretender ofrecer una imagen institucional ortodoxa. Más allá del cliché del “arte joven” o del mero panorama complaciente, lo que intentamos es fijar algunos elementos estético-cartográficos para pensar qué ha sucedido en el arte chileno contemporáneo una vez que comienza a concretarse el dibujo o la imaginación del Edén, por parodiar el título de una importante aproximación al contexto y a los artistas realizada por Gerardo Mosquera.
En esta exposición, que no pretende ser de “tesis”, como altisonantemente suele decirse, se podrá ver la multiplicidad de propuestas, lenguajes e intenciones del arte que se están haciendo en Chile en este siglo XXI. Desde planteamientos pictóricos a fotografías que consideran lo ruinoso sin derivar hacia la melancolía romántica, de las instalaciones a los planteamientos relacionales, de la procesualidad o lo conceptual a la búsqueda de interacción.
Ojalá este sismograma ofrezca espacio a los acontecimientos; esto es, consiga que lo expuesto no esté fosilizado desde el primer momento. En cierta medida la búsqueda de situaciones transdisciplinares o, mejor, indisciplinadas, persigue esa finalidad sin fin que –en una perversión del juicio reflexionante kantiano– podría ser el proyecto propio de lo estético. La vecindad de la arquitectura o el teatro intenta provocar un comportamiento que vaya más allá de la monitorización o que, por lo menos, no sea completamente previsible.
Fernando Castro Flórez es el curador de la exposición “El Terremoto de Chile”
Comentarios
1 respuesta a «Arte contemporáneo chileno: un prólogo»
dios mio y preimeras mexico