A propósito de Bastardos sin gloria, la nueva cinta de este aclamado y polémico director estadounidense, te presentamos esta nota.
Por Felipe Coronado Vázquez
Quentin Tarantino se sostiene como uno de los cineastas estadounidenses más influyentes de los últimos años. A 17 años de distancia del estreno de su primera obra (Perros de reserva), su nombre aparece siempre en los titulares cinematográficos de todo el mundo.
La apreciación del estilo de Tarantino es cuestión de gustos. Para algunos que no se conectan con él, puede resultar grosero, crudo y exageradamente violento. Pero otros lo podemos disfrutar sin culpa y apreciamos que su obra mantenga congruencia con las filias personales y obsesiones de su autor. Gran parte de su éxito, además de sus destrezas narrativas, consiste en exhibir sin tapujos su interés y gusto por ciertos aspectos de la naturaleza humana, como la demencia, los golpes, la sangre, la muerte brutal, el honor de los mafiosos y la venganza de las mujeres aparentemente débiles.
Se trata de un artista juguetón que descubrió la forma de poner en la pantalla sus fantasías y gozar al mismo tiempo con sacar del subconsciente del espectador, los temores, deseos e instintos básicos, que se ven de alguna forma satisfechos con la suerte de los protagonistas. En este sentido su cine, aunque se pinta de sofisticado, es un divertimento algo primitivo y visceral y su humor ácido, tanto en las situaciones grotescas como en los diálogos punzantes e ingeniosos, funciona como gancho que se encarga de ganar nuestra atención, romper la lógica y hacer que surta efecto la fórmula.
Tarantino siempre ha dicho que su vocación cinematográfica surge de la gran admiración que siente por algunos directores y películas. Esto es lo que le apasiona y le hace crear lo que quiere ver. Su gusto no se alinea a los criterios comunes de los cinéfilos, al menos no a algunos exquisitos o puristas.
Su principal escuela de cine fue el videoclub Video-Archives de Manhattan Beach en Los Ángeles, donde trabajó varios años y se dedicó a devorar películas. Así entresacó sus favoritas, combinando obras de horror gore, de serie B, de cine negro, setenteras de artes marciales, de ninjas, spaghetti westerns y de diversos géneros de Europa, de Asia y de cualquier otra parte.
En esta etapa empezó a escribir guiones y consiguió vender el de True Romance que filmó Tony Scott y se estrenaría en 1993, y el de Asesinos por naturaleza que filmó Oliver Stone y se estrenó en 1994. A pesar de que el autor quedó insatisfecho con la realización de sus guiones, en estas obras se nota su ironía característica y su retorcida visión del romance como motivación cuestionable y de la violencia como un medio para liberarse o como un fin en sí mismo.
Las películas de Tarantino no sólo atraen a un número creciente de admiradores que las encuentran refrescantes, sino que han hecho escuela y procreado una legión dispersa de cineastas que, para bien o para mal, se ven influidos por su estilo o intentan copiar su fórmula como si fuera una tendencia de moda.
Su obra es original, pues es un autor definido que no se puede comparar con los cineastas artesanos o milusos, pero esa originalidad no deja de ser relativa frente al universo cinematográfico, pues Tarantino se nutre abiertamente de todo lo que ha visto y es capaz de saquear sin problema o de reciclar cualquier base argumental o personajes ya existentes. Él se alimenta de cualquier cosa para crear algo nuevo, para lo que sin duda hay que tener talento y un amplio conocimiento de lo que se está haciendo y también del cine que han hecho los demás. Creo que aquí es donde cabe el término de director posmoderno, algo que difícilmente existía dos décadas atrás.
El argumento es el arma secreta de las películas de Tarantino (sobre todo de las de su primera etapa), sus protagonistas son comúnmente antihéroes, el bien y el mal son muy relativos en su obra y se interesa con frecuencia en personajes del bajo mundo del crimen, a los que presenta en su intimidad cotidiana como seres humanos comunes, con deseos y aspiraciones casi normales, ellos sólo se distinguen de la mayoría por su estilo de vida y por la peculiaridad de su oficio.
Estos personajes casi siempre hablan demasiado de cosas aparentemente irrelevantes, pero les suceden cosas impredecibles que el autor nos presenta siempre sumergidas en humor negro, donde se rompe con lo predecible y con la lógica posible. En ese sorprendente homenaje al cine negro que es Perros de reserva (1992), algunos de los personajes son asaltantes, pero su problema no es el éxito de su asalto, eso ya se echó a perder en su escondite temporal, después de escapar de la policía, ahora se enfrentan a su peor enemigo, la traición de uno de ellos que los delató. Lo mismo sucede en las diferentes historias, espectacularmente entrelazadas de Tiempos violentos (1994), donde por ejemplo, la peor misión para el pistolero Vincent Vega (John Travolta) es llevar a cenar a la bella esposa de su jefe mafioso, sin imaginar en el lío en que lo meterá la sensual y traviesa Mia (Uma Thurman).
A la azafata de Jackie Brown (1997) le pasa algo parecido. Para ella contrabandear maletas repletas de dinero no es lo más difícil, sino sobrevivir a su malvado y desquiciado jefe, el criminal (Samuel L. Jackson), mientras la policía la sigue de cerca en una intrincada aventura.
A partir de los dos volúmenes de Kill Bill (2003 y 2004) Tarantino parece soltarse el pelo y a la par que pule sus destrezas narrativas, en la parte estética, la puesta en escena, los movimientos de cámara, el uso de la música y la edición para contar la historia, su humor da un giro y ahora toda la trama es inverosímil. Así, la historia se convierte en un gran chiste jalado, por así decirlo, donde una mujer conocida como “La novia” (Uma Thurman), una ex asesina a sueldo que ha sufrido una terrible masacre en su boda, se empeña en vengarse de Bill, quien fuera su jefe y enamorado. Este drama cómico-trágico e hiper sangriento de artes marciales, se disfruta si logramos tragar el chiste (que se va a repetir infinitas veces en cada una de las luchas con los diferentes oponentes de la suertuda mujer), y si aflojamos el cuerpo o más bien la mente para divertirnos con la fantasía y los excesos descabellados.
Algo parecido, en cuanto a la inverosimilitud descabellada, sucede con la obra menor Death Proof (2007), donde Tarantino parece dejar atrás su fórmula de las sorpresas argumentales (hay pocas aquí) y da rienda suelta a la fantasía, los excesos y a la violencia brutal, para divertirse y tratar de divertirnos con lo que quizá muy en el fondo, y si nos dejamos llevar, queremos que les suceda a las muchachas inocentes, que son víctimas de un doble de cine psicópata, que se divierte asesinándolas brutalmente, hasta que unas de ellas decidan responder en su mismo lenguaje.
Tomando en cuenta todo lo anterior estoy ansioso por ver la que se ha dado en llamar la nueva “Fantasía vengativa” de Tarantino, la tan esperada Inglorious Bastards, su mirada a la segunda guerra mundial, cargada de violencia sádica, donde Brat Pitt forma parte de un pelotón de soldados judíos que junto con algunos alemanes desertores van a matar nazis a diestra y siniestra, en plena ocupación en Francia.
Lo bueno es que a los directores como Tarantino no se les sube la fama a la cabeza; ellos sólo se renuevan, evolucionan y transforman su estilo creativo. Lo que para otros sería entrar en decadencia, agotamiento creativo o franca deshidratación y extinción neuronal. ¿O me equivoco?
Comentarios
5 respuestas a «Goloso Tarantino»
@Turint: Si Tarantino no se gana el Oscar a mejor guión original por Inglorious Basterds, perdere toda mi fe en el cine
mucha suee para inglorious basterds y tarantino en esta entrega de oscares espero que la academia valore el buen cine y no lo comercial
@Turint: Si Tarantino no se gana el Oscar a mejor guión original por Inglorious Basterds, perdere toda mi fe en el cine
Nominado al Oscar Quentin Tarantino y Inglorious Basterds! Una de las mejores entradas al cine que he pagado!!
me encantaría encerrar en un cine viejo a la coalición por el cambio y hacer lo que hizo Tarantino en Inglorious Basterds.