RESEÑA DE RESTAURANTES: Boules (Ensenada)

“¿Cómo ves la cocina? Apenas tiene dos semanas que la pusimos.” Me preguntó Javi al enseñarme su recién instalado comedor casual Boules. Y es que si bien Boules ya funcionaba como un asador de fin de semana en el ya conocido –al menos por los jugadores de petanque– San Miguel, el restaurante como tal, apenas va empezando.

Por Carlos Valenzuela

En Boules se puede esperar una cocina casual, desenfadada, que mezcla de manera muy interesante y bien lograda ingredientes muy de Baja, y muy de frontera. Por si fuera poco, está ubicado en San Miguel, en un risco que al dominar visualmente los puertos del Sauzal y Ensenada, te ofrece maravillosos atardeceres.

El lugarcito de Javier Martínez –otrora socio de Benito Molina en su emblemático Manzanilla– lleva su nombre por las bolas que se usan para jugar petanque, ya que ahí mismo es la sede de los tradicionales Lunes de petanca.

Ya entrando en materia, probamos algunos de los platillos de Boules acompañados con vinos de José Luis Durand, una excelente combinación. Vale la pena señalar que en cuestión de vinos, Boules se ha enfocado en tener etiquetas que representan calidad, más que cantidad.

Comenzamos con un plato de ostiones naturales acompañados de salsa de habanero. Los ostiones, como es de esperarse en Ensenada, necesitan muy poco –o nada, diría yo– para deleitar, pero un toque de habanero le da una capa más de sabor que los hace todavía más ricos. Los acompañamos del Fumé Blanc MarElla, un sauvignon blanc fermentado y reposado en barrica, que balancea muy bien por su acidez y notas ahumadas.

Continuamos con los mejillones con pesto, ahora con el Planeta Moscato, también de José Luis. La textura, frescura y punto de cocción de los mejillones es crucial, y en Boules lo hicieron bien sin problemas. Los sabores vegetales del pesto se acompañaron de maravilla con el perfil juguetón del Moscato.

Luego vino lo que para mí fue el plato insignia de Boules, un cono, o taco crujiente, al más puro estilo de TacoBell, con ostión, almeja, frijol, salsa mexicana, aguacate y no recuerdo qué más. La combinación de texturas, sabores, grados de acidez y tono de los sabores lo hacen un verdadero deleite. Se acompañó con Marcel, el cabernet de maceración carbónica –al estilo Beaujolais Noveau– que agregó otra capa más de sabores a la fiesta.

Después vinieron los platos a la parrilla, probamos el mero y la costilla, de los cuáles sólo me resta decir que continuaron sorprendiendo con la sencillez y excelente ejecución que se demostró en los primeros tiempos.

En resumen, si buscas un ambiente relajado, donde puedas echar una platica a gusto mientras los niños –y no tan niños– juegan en el jardín, tomar un buen vino o dos, y disfrutar de la cocina sin pretensiones de la Baja, sin romper el banco, Boules es una excelente opción.

Ambiente: Casual, Familiar.
Precios: Moderados.
Tipo de cocina: Baja-med, mariscos y carnes frescos y a la parrilla.

Lo bueno: El lugar, la cocina y los vinos disponibles.
Lo malo: Es un lugar chico, hay que llegar temprano, nada que no se solucione esperando con una cerveza o vino blanco y una partida de petanque.

Balance: Completamente recomendable.

Teléfono: 646-175-8769

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