Moldavia y su variada gama de vinos, incluyendo un Albariño.

En este país (superficie: 33.843 km², población: 3,55 milliones) ubicado en el sureste del viejo continente, que durante varios decenios formó parte de la Unión Soviética y declaró su independencia solo hace un quarto de siglo, el vino está íntimamente relacionado con la economía y la sociedad siendo no sólo cosa del pasado sino del presente y del futuro.

Dr. József Kosárka

No hay muchos países en el mundo en cuya producción nacional la participación del sector vitivinícola sea tan importante (3,2%) y en cuyas ventas al exterior el vino y los productos derivados de la uva representen tan alto porcentaje (7,5%). En Moldavia los viñedos representan el 3,8% de la superficie del territorio nacional y el 7,4 % de las tierras de cultivo.

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La geografía y el clima brindan excelentes condiciones para el cultivo de la vid. Su terreno se caracteriza por ser una llanura muy fértil, interrumpida sólo por suaves colinas redondeadas y bordeado por los ríos Nistru (Dniéster) y Prut que desembocan en el Mar Negro. Unas dos terceras partes del país se encuentran cubiertas por chornozem, un tipo de suelo negro que contiene material orgánico descompuesto en partículas pequeñas permitiéndo la retención de agua y una buena circulación de aire. La proximidad de Moldavia al mar provoca un clima continental moderado con veranos calurosos y largos así como inviernos templados y secos. Las precipitaciones oscilan entre 400 mm y 600 mm anuales, sin embargo pueden variar de forma abrupta particularmente en mayo y octubre (casi el 10% se registra en forma de nieve).

Hoy día Moldavia cuenta con alrededor de 135 mil hectáreas de viñedos y a partir de la uva para vinificación unas 140 bodegas elaboran en promedio de los últimos 5 años entre 1,2 a 1,5 milliones de héctolitros de vino (tranquilos: 88%, espumosos: 6%, otros: 6%). Según datos de la entidad estatal respectiva, en 2014 la vendimia ha reportado un rendimiento nacional promedio de 5.350 kilos de uva por hectárea. Sin embargo, en 2015 el volumen de uva cosechada se redujo en más del 30 % en compración a la temporada anterior, debido a la sequía que ha limitado la agricultura.

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En el país hay 4 regiones vinícolas delimitadas para denominaciones de origen (Balti, Codru, Stefan Voda, Valul lui Traian), en ellas se cultivan unas 30 variedades (70% blancas, 30% tintas) siendo principales las Aligoté, Chardonnay, Rkatsiteli, Sauvignon Blanc; Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir, Saperavi. Aquellas consideradas como nativas (Feteasca Alba, Feteasca Regala, Plavai, Viorica, Feteasca Neagra) representan un 10% del total.

Las bodegas de mayor importancia por volumen de producción son las estatales Milestii Mici y Cricova que además de ofrecer una amplia gama de vinos se destacan por tener una atracción singular para los turistas. Ambas disponen de inmensas cavas subterráneas que constituyen un complejo de galerías y bóvedas en las que se alberga una tremenda cantidad de vinos. Los túneles de éstas, que se habían excavado hace varios siglos para obtener caliza para uso como material de construcción, se extienden por 200 y 100 kilómetros, respectivamente.   La colección de unos 2 milliones de botellas de Milestii Mici en 2005 ha sido registrada en el Libro Guiness de los Records como la más grande del mundo. En la de Cricova se reposan “solamente” un poco más de 1 million de botellas entre las cuales la más antigua proviene de la añada de 1902 y es un vino judío de pascua.

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En Moldavia hay varias bodegas relativamente nuevas que unen la tradición y experiencia artesanales con las nuevas tecnologías para conseguir vinos de personalidad definida. La buena calidad de sus vinos no se deriva únicamente de la uva cuidadosamente seleccionada en sus viñedos y el control estricto de todos los pasos de elaboración sino que es el reflejo de dedicación y respeto para alcanzar la máxima expresión de la tierra.

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La Fautor de propiedad familiar, fundada en 1997, es una de estas. Sus plantaciones se sitúan en los alrededores de tres aldeas de la zona de  Tigheci (Valul lui Traian) y actualmente tiene una superficie de 350 hectáreas a una altura de 80 a 450 metros. Cultivan variedades universales y nativas (Chardonnay, Riesling, Sauvigon Blanc, Traminer, Cabernet Sauvignon, Merlot, Feteasca Regala, Feteasca Neagra) así como algunas recién introducidas y aparentemente bien aclimatadas en el nuevo entorno que les proporciona las condiciones de cultivo adecuadas.

Una de ellas es la Albariño, considerada la emblemática de Galicia donde da vinos que seducen ante todo con finos aromas florales y afrutados e impresionan con frescura y armonía. El vino de la Fautor tiende a presentar las mismas características que en su tierra natal y con el correr del tiempo ciertamente ganará aún más peso. Las primeras vides de esta variedad han sido plantadas en 3 hectáreas en 2012 y en las cosechas se ha obtenido un rendimiento de 4 toneladas por hectárea. De la añada de 2015 se ha producido 10 mil botellas de vino monovarietal con los siguientes factores principales : alcohol 13,4%, acidez 5,9 gr/l, azúcar residual  1,6 gr/l, pH 3,23. (Experiencia personal de cata en el Jurado del Chisinau International Wine and Spirits Contest’ 2016: joven, carácter varietal, alta intensidad aromática, acidez viva, buen paso por la boca, continua evolución en copa, complejidad y armonia). En el Cuveé Blanc del 2014 el Albariño es complementado con Sauvignon Blanc y Pinot Gris dando como resultado una fina mezcla intensa con clase.

La producción media anual de la bodega  es de 19 a 20 mil hectolitros  y comercializa 20 etiquetas. La línea Illustro incluye, por el momento, sólo un blanco de 2011 (Chardonnay, Riesling, Sauvignon Blanc) y un tinto de 2009 (Cabernet Sauvignon, Merlot) de alta gama elaborados en pequeñas cantidades (6.395 y 4.944 botellas) cuyo precio en tiendas locales es de unos 12 dolares por botella. Una parte de la producción anual (50 mil botellas) se exporta a Alemania,Canadá, China, República Checa, Rumania y Polonia.

Hasta el día de hoy, la Fautor ha acumulado casi un centenar de reconocimientos internacionales que avalan no sólo la buena calidad de sus vinos sino el esfuerzo inovador de corroborar su apuesta por adaptarse a las tendencias del mercado.

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En Chisinau, la capital de Moldavia a principios de octubre se celebra anualmente el Festival Nacional de Vino en cuyo evento de inauguración una multitud de gente bordea la avenida principal admirando el desfile que recuerda las diversas costumbres antiguas de la vitivinicultura local y posteriormente disfruta de espectáculos artísticos de música y danzas alusivas a festividades tradicionales de la vendimia.

 


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