2013: Cinco años de Vinísfera.

Por Carlos Valenzuela
@cevalenzuela

En algún momento entre el final del 2007 y el principio del 2008 empezamos a dibujar un proyecto que, según nosotros, nos haría millonarios (ja, ja). En ese entonces tanto Marco Martínez como un servidor veíamos al vino cada quién desde su trinchera; Marco siendo un profesional de la industria y yo un consumidor promedio, coincidíamos que lo que le faltaba a la escena del vino en Guadalajara y por qué no decirlo, en México, era información. Ahí surgió la inquietud de empezar un proyecto de información que promoviera la cultura del vino, sobre todo la del vino mexicano. De ahí la –loca– idea de comenzar una revista. Especializada. De Vino. En México. ¡Pobres!

Comenzamos a planear, para lo que era indispensable determinar una cabeza con experiencia editorial, ya que ninguno de nosotros la teníamos. Nos acercamos a Gerardo Lammers, que con sus casi dos metros de altura y unos cuántos más de entusiasmo se subió al tren y comenzó a armar el rompecabezas de un proyecto editorial de primera.

Entonces sí, con la experiencia de Gerardo en lo editorial y de nosotros en las cuestiones enófilas, comenzamos el armado del primer número. Nos fuimos a Aguascalientes donde visitamos al Ing. Hernández Chacón en su Hacienda de Letras y a los New Kids on the Block: Trini Jiménez y Ricardo Álvarez en Santa Elena, donde pudimos probar la primer añada de Tabla Número 1. Un Malbec de las faldas de Ojo Caliente Zacatecas, vinificado en Aguascalientes. Después visitamos lo que queda de la industria vitivinícola que algún día vió la luz en Zacatecas, de la que hoy quedan casi puros recuerdos.

El primer número pintaba bien. De la pluma de Lammers, con Memo Escárcega al frente del diseño y con nuestros ‘atinadísimos’ comentarios vinícolas, nos dispusimos a armar un proyecto como ninguno: que hablara de vino en un lenguaje cercano, casi divertido; como para jóvenes. ¡Ja!

Gerardo subió al barco a valiosísimos colaboradores como Erándini, el ilustrador oficial, Ana Guerrero-Santos, Beatriz Bastarrica, Mariajo Martínez, Bernardo González Huezo, Aldo Prieto y Camilla Panhard, entre muchos otros. Por nuestra parte, invitamos a reconocidos conocedores como Lorenzo García Guerra y Esperanza Mendiola, comenzando así un grupo de colaboradores –algunos más frecuentes que otros– que le darían envidia a cualquier otra publicación (sí, especializada, en vinos, para jóvenes).

El segundo número nos llevó a Ensenada, donde pudimos comenzar a conocer las diferentes corrientes enológicas e ideológicas de los productores. Vimos de primera mano a los que hacen el vino aquel que se sirve con tanta pompa y circunstancia en las mesas de la capital, nos dimos cuenta que los que lo hacen son personas ligadas a la tierra, bastante más sencillas –con sus excepciones, claro– que quienes lo venden o lo sirven.

El Valle nos cautivó. Su gente que así nomás, sin presentaciones nos recibió con las puertas abiertas y con cebiches de ‘La Guerrerense’ en el recién plantado viñedo del Pau Pijoan. Nos invitaron a los épicos jueves de Manzanilla –aún en Riveroll– y hasta extendimos el viaje para quedarnos al festival de Las Conchas y el Vino Nuevo (una joya de evento que vale la pena visitar cada año).

Volvimos en vendimia, luego de nuevo en ‘Las conchas’. Así comenzamos a reportear y a convertirnos en el autoproclamado medio del vino en México.

Con voces como las de Luis Alberto Cetto, Juan Pablo Núñez, Hans Backhoff (papá e hijo), Daniel Milmo, Hugo D’Acosta, Antonio Badán (quepd), José Luis Durand, Víctor Torres, Joaquín Prieto, Christoff Gaertner, Pau Pijoan, Álvaro Ptacnik, Andrés Blanco, David Bibayoff y muchos más, tratamos de acercar la realidad del vino mexicano al lector y al consumidor.

La crisis de la palabra impresa junto con el cambio en las preferencias de lectura de nuestro mercado objetivo, nos hizo movernos a Internet a principios de 2010 después de once números impresos. Le apostamos a ser el primer medio especializado en vino de México realmente consolidado en la web. Poco a poco –al menos así lo creo– lo estamos logrando. Hoy sumamos más de 40 mil visitas por mes y más de un millón y medio de páginas vistas por año.

Vimos que aunque informar era bueno, el esfuerzo se quedaba a medias si el lector no podía probar los vinos. A principios de 2011 lanzamos la tienda Vinísfera.com, que sin tanta promoción ha sido un medio útil para que el lector conozca de primera mano los vinos de los que hablamos en el portal.

Así empezó esto de Vinísfera, un proyecto que con el paso de los años ha cambiado de forma pero de en fondo. Un esfuerzo por promover la cultura del vino de forma cercana y desenfadada.

A cinco años, quiero agradecer expresamente y de todo corazón a todos los que han estado cerca de Vinísfera.com. Al Trini y Ricardo en Aguascalientes. Al JOse, Hugo, Gloria, Víctor T., Álvaro, Pau, Joaquín, Christoff, Hans, los Sres. Miller, Fernando, Reynaldo, Luis Alberto, Juan Pablo, Laura, David, el Charro, Jorge, Pedro (padre e hijo), Wenceslao, Tito, Daniel, Alejandro y toda la banda de Ensenada. A la familia Milmo y Paco en Parras. Al gran equipo de casa: Marco, Gerardo, Memo, Erándini y todos los colaboradores que han pasado por aquí. Y a los que han hecho que este proyecto de Vinísfera.com germine primero en Guadalajara y luego en el resto del país: Jerry, Lorenzo, Laveaga, Esperanza, Claudia, JC García, JC Flores, JC Martín, JL Méndez, Mario H., Pere, Wesley, Bernardo, Jannet, Diego, Sofía, Álvaro (Gómez y Gamboa). Seguramente faltan muchos, aquí están bien presentes en Vinísfera no se apuren.

Que quede expreso también un gran agradecimiento a Montse mi esposa y a toda mi familia, porque sin ellos este proyecto no hubiera ni siquiera comenzado, mucho menos continuado hasta hoy.

A cinco años de haber empezado, este 2013 nos trae muchos proyectos más. Nos preparamos para organizar un festival de vino en Guadalajara que se replique cada año en diferentes ciudades. Nos preparamos para comenzar a llevar el vino al consumidor a través de tiendas físicas y diferentes proyectos con restaurantes. Nos preparamos para seguir haciendo cultura de vino en México.

Gracias por cinco años.

– C.V.