Probablemente ya has escuchado/leído mucho sobre el café-comedor casual de Fabián, Fabrizio, Jorge e Isaac. Cuando empezó era una pequeña cochera con serias instalaciones para el servicio de café, que servía bisquets y el mejor café de la ciudad. Entonces no había cuentas, te pasaban una cajita para que pusieras lo que creías que era justo pagar por lo consumido. Pocos (y poco) sabíamos de lo que llegaría a ser el entonces punto de encuentro de los que teníamos negocios en la zona y uno que otro creativo-chef-artista de la ciudad.
Por Carlos Valenzuela (@Vinísfera)
Ahora Palreal es el hotspot de señoras jóvenes con sus camionetas del año, políticos que rodean la cuadra con sus guaruras y seguimos los que estábamos ahí desde los tiempos de la cajita.
La historia de Palreal se puede encontrar en muchas otras notas. El por qué hacerlo, cómo se conocieron, etc., también. A mi lo que me gustaría destacar del fenómeno Palreal son las siguientes dos cosas.
Uno. Palreal es una embajada de la diversidad. De opinión, de ocupación, de zona de residencia, de ideologías, de preferencias, de todo. Es particularmente difícil en la ciudad encontrar lugares que no tengan un ‘tipo’ de clientes marcado. Una mañana promedio en Palreal se puede tener una muestra de la sociedad tapatía con el único denominador de la posibilidad de pagar por su café o desayuno. Estos cuatro compas lograron –quién sabe cómo– ser la opción de señoras de providencia o chapalita de toda la vida, tanto como del artista gráfico, rapero, monero, chef o empresario. Aunque hay varias posibilidades mi lectura de este fenómeno es muy simple (y súper complicada a la vez): hacen lo que nadie más puede. Servicio casual y al mismo tiempo clavadísimo en los detalles. Un ejército de baristas liderado por Fabrizio, que desfila entre los varios negocios del grupo. Su vínculo natural con Café Estelar (empresa tostadora de café de especialidad en la que participan Jorge y Fabrizio). El arte y visión de negocios de Redman. La –tremenda– cocina de Fabián. Un cuidado impecable de los 4 y su staff (ovación de pie) que más que empleados son familia.
Dos. Las noches Palreal. Este punto en particular es el motivo de este texto. Quería guardarme la opinión para no mover mucho las aguas, para que no se ofenda banda que está catalogada como lo mejor de lo mejor en la ciudad, pero más que nada (en la forma más egoísta posible) para que no pase como en las mañanas –de las que todo mundo habla– y sea difícil encontrar lugar… Pero pues se llegó el tiempo y este texto como reconocimiento a estos batos ya no pudo guardarse más.
Tenemos unos meses que nos damos un día a la semana para cenar en Palreal. No todas las semanas se puede, pero ya lo podemos llamar costumbre. Hemos probado varias cosas, desde los diferentes crudos de pescado, los platos de vegetales, la carne, los postres, las garnachas. Hemos probado casi todo. La costumbre es ir probando los platos acompañados de diferentes cervezas y terminar con una copa (o botella pues) de vino.
No soy ningún crítico gastronómico, por eso no les hablaré de los platillos más allá de anotar que un lugar donde les pueda decir con confianza que todo está cabrón; está cabrón. Las puestas en plato de Fabián no tienen lugar en ningún otro lado, no me imagino que les quieran imitar porque simplemente no se podría. Y ya si le agregamos al conjunto el servicio, café, cerveza y vino creo que Palreal es de esos lugares que no se pueden repetir. Ojalá y varios lo intenten; ojalá y sus intentos los lleven a mejorar su servicio, a comprar y servir café de especialidad mexicano, a usar ingredientes de la región, a investigar qué se hacía con esos ingredientes en las cocinas tradicionales, a pensar que cada cerveza y cada vino deben tener un propósito en el menú, como es en Palreal. Ojalá y varios lo intenten y en ello veremos un gran avance en la experiencia de comer en un restaurante.
Compas este texto es un pequeño agradecimiento y reconocimiento a su clavadez, que nos ha dado un lugar sin falla donde esa onda de ‘tener una experiencia’ pasa de ser un ardid publicitario sobadísimo a una realidad.
En conclusión, ve a cenar a Palreal. Ya.