Las nuevas viejas regiones vinícolas para redescubrir.

Te ofrecemos esta leve fotografía de algunas de las regiones y bodegas más tradicionales que ahora se han reinventado y bien vale la pena que las conozcas y re-conozcas.

Por Juan Manuel Solis Escala (@wamawine).

Dejando atrás las técnicas tradicionalistas que por siglos se han venido implementando en la vitivinicultura del viejo mundo y gracias al éxito mundial de los vinos del bloque llamado “Nuevo Mundo” –conformado por los países de Estados Unidos, Australia, Chile, Argentina, Nueva Zelanda y Sud África–, la visión de enólogos de la talla de Michel Rolland y una visión propia de elaborar vinos más Universales, una gran cantidad de vinícolas Europeas están cambiando o por decirlo así, evolucionando sus prácticas de elaboración de vino y aprendiendo que lo que “antes fue bueno….ahora ya no lo es tanto”.

Michel Rolland es un enólogo afamado por sus técnicas de micro oxigenación las cuales permiten que un vino de guarda se pueda disfrutar de forma inmediata sin perder su longevidad.

 El mejor ejemplo esto es España, el primer país europeo que anticipó la llegada del nuevo estilo Universal de vinos. Ahí –en Rioja para ser exactos– desde hace más de diez años estos antiguos productores limitados por sus denominaciones de origen tan estrictas decidieron crear los “Vinos de Autor”, vinos que no se limitan a las regulaciones de las Denominaciones de Origen, que dicho sea de paso han hecho casi imposible el poder cambiar muchas de sus formas de vinificación.

Por vinos más Universales nos referimos a caldos con más frutalidad, de taninos más suaves y redondos, con notas más claras a madera, golosos y divertidos, mucho menos complicados a los vinos tradicionales que aún se producen en ciertas regiones de Europa.  Estos vinos pueden ser del agrado de un mayor número de consumidores nuevos que no están acostumbrados, y hasta les llegan a ser desagradables los aromas y sabores terciaros: a piel, cuero, tabaco, establo, etc., aromas considerados los más finos y elegantes en un vino y que sólo se consiguen con el paso del tiempo en botella.

 Los vinos que siguen las reglamentaciones de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja –sólo Rioja y Priorat son DOCa’s en España– han demostrado que lo que antes funcionaba en la vitivinicultura Española, ya no funciona tan bién como antes. Los nuevos vinos de los que hablamos son mas frutales, con mayor concentración de color y por ende de taninos, pero se vuelven vinos más fáciles y divertidos de beber, sin dejar su acidez y las características de su “terroir” o terruño.

Hoy en día cada vez más, los vinos de Rioja se alejan de aquellos tradicionales vinos ligeros en color, de taninos medios, con tonos anaranjados y de aromas y sabores terciarios a cuero, piel y bosque. Hoy existe ya una nueva corriente de vinos de mayor concentración de color, más vivos, de mayor extracción frutal y tánica, de taninos más dulces, amables y redondos; vinos más fáciles de comprender y de disfrutar por el consumidor principianto o aficionado, que representa la gran mayoría de personas que beben vino en le mundo. Con ello no me refiero sólo a vinos de bajo costo, o a vinos de las categorías más jóvenes de La Rioja como los Cosecha, Joven, Roble y Crianza; sino que este fenómeno se ve en los vinos más finos en sus calidades Reserva y Gran Reserva, vinícolas como Pujanza con su Pujanza Norte y Finca La Emperatriz con su Terruño, son dos ejemplos perfectos de esta ola de nuevos vinos de La Rioja.

Ambas vinícolas han cambiado los tanques, prensas viejas y barricas, por los equipos más modernos y optimizados para la elaboración de vino en el mundo; han re administrado sus viñedos en busca de suelos más específicos dentro y fuera de la propiedad, en la planta productiva han incluido barricas nuevas de roble americano y han implementado técnicas como la maceración carbónica, la cual permite una mayor extracción de sabores frutales y de intensidad de color en sus vinos, logrando con esto grandes vinos de cuerpo completo, más hacia el estilo de los vinos de Ribera del Duero o de Toro, sin perder la finura que ha caracterizado a Rioja por siglos.

El reto para estos nuevos vinos de Rioja es luchar contra aquellos paladares que están acostumbrados a los estilos tradicionales de la región, pero estoy seguro que le tiempo les dará la razón, gracias a la preferencia de las nuevas generaciones tanto de consumidores como de enólogos, que dicho sea de paso cada vez más son los que se gradúan y adquieren las técnicas enológicas en el “Nuevo Mundo” del vino.

Portugal es otro país que realmente ha cambiado su forma de vinificar desde hace ya unos 10 años. Ha pasado de ser una país que por siglos solamente producía sus famosos vinos Oporto y Madeiras (vinos tintos dulces fortificados) a producir grandes vinos blancos y tintos secos que incluso han llegado a estar en publicaciones como Wine Spectator entre los 100 mejores vinos del mundo, como es el caso de Quinta do Crasto, con su ya legendario Quinta do Crasto, Duoro Reserva Old Vines 2005, que quedó en tercer lugar entre los 100 mejores vinos del mundo según Wine Spectator en 2008. Otros grandes productores son, Quinta do Vesuvio, Quinta do vale Doña Maria, Quinta do Vallado, Quinta do Noval, Quinta do Câo y Encostas do Duoro.

Viñedos en terraza de Quinta do Vesuvio

Anteriormente la gran mayoría de los viñedos del Duoro y de Portugal se utilizan para hacer Oporto y lo que quedaba del prensado se destinaba entonces para hacer vinos de mesa. Hoy en día se están destinando uvas para hacer Oporto y uvas para hacer vinos de mesa de gran calidad, que a partir de la famosa cosecha 2007 considerada la mejor en décadas para esta región, puso los vinos secos de mesa portugueses en el escenario mundial.

Marco Pallanti con Norma e Gemma / Photographer: Sandro Michahelles

Italia sin lugar a dudas también ha tenido que cambiar su manera de hacer vino. Siendo el mayor productor de vino en el mundo ha evolucionado su filosofía, pasando de hacer vinos de volumen a producir vinos de la más alta calidad. Claro ejemplo de esta evolución es su zona más famosa, aquella que puso al país en el mapa mundial: la Toscana y su mundialmente famoso Chianti, el vino italiano más conocido en el mundo.

Anteriormente Chianti era un vino joven sin concentración y de pocos taninos; aguado –dirían algunos– y sencillo, con mucha acidez. Su mezcla es dictaminada por su consejo regulador, se compone de uva Sangiovese en su mayoría y otras como Caniolo y Malvasia Nera en tintas y las blancas Trebbiano y Malvasia, las cuales aportaban más acidez al Sangiovese, que por sí sola ya contiene niveles importantes; el resto de las uvas de la mezcla al ser dos  de ellas en algunos casos uvas blancas, carecen de taninos y reducían los taninos medios que aportaba el Sangiovese y por ende su cuerpo y estructura.

Castello di Ama fue la primer vinícola en cambiar la forma de hacer su vino Chianti al introducir en su Sangiovese la mezcla de uvas de origen no italiano como la Merlot y la Cabernet Sauvignon, ambas en menor proporción a la Sangiovese, ya que por denominación de origen esta última debe contar con el mayor porcentaje en la mezcla para poder seguir llamándose Chianti.

Esta bodega es también productor de uno de los Súper Toscanos más famosos, elaborado a base de Merlot, llamado L’Apparita. Este vino ha sido considerado por Robert Parker como la mejor opción calidad-precio, incluso sobre el Merlot Súper Toscano más famoso del mundo: Masseto.

Hoy Chianti ha cambiado totalmente su personalidad: de vinos ligeros a vinos de carácter, de mayor potencial de añejamiento, cuerpo y concentración. Algunos de los productores más reconocidos son Antinori, Marchesi de Frescobaldi, Tenuta Fontodi, Fattoria di Felsina, La Massa y Castello di Monastero, por mencionar algunos. Estos son productores clásicos que han cambiado la manera en la que el mundo veía al Chianti, cambiando y restaurando su merecido prestigio en el mundo.

Al noroeste de Italia, el Piamonte es otra región que ha sido reconocida por sus dos vinos tintos clásicos: Barolo y Barbaresco, elaborados ambos a base de Nebbiolo, con  Barbera y Dolcetto, uvas tintas conocidas de la región, así como otras menos utilizadas como la Arneis, Moscato, Cortese y Chardonnay.

Por siglos Barolos y Barbarescos han sido elaborados con métodos tradicionalistas que logran vinos de gran cuerpo, de largo añejamiento y de extracción media, resultando en colores semi translúcidos, taninos suaves y elegantes, pero sin una frutalidad definida. No me malinterpreten ambas denominaciones de origen logran grandes vinos de buen cuerpo y potencia aromática y gustativa; sin embargo, muchos de los productores de estas denominaciones han adoptado técnicas modernas como la maceración carbónica y tecnología para hacer nuevas propuestas de vino con mucho más cuerpo, color y tanicidad.

Pio Cesare con sus Barolo Ornato y su Barbaresco Il Bricco, son el ejemplo perfecto de estas antiguas y famosas denominaciones que han dado la bienvenida al estilo de vinos del nuevo mundo, dos vinos de gran potencia, color profundo y gran extracción de taninos con toques más amaderados, logrando así vinos mas frutales, carnosos, golosos y vigorosos.

Alguno de sus grandes productores son Pio Cesare, Domenico Clerico, Aldo Conterno, Angelo Gaja, Paolo Scavino, Vietti, Marchesi di Barolo y Bruno Giacosa.

 

Estos son sólo algunos ejemplos de regiones con siglos de tradición, que tanto por la exposición de su equipo a las nuevas técnicas de enología como por la clara preferencia del nuevo consumidor, se han renovado para ofrecer grandes vinos de tradición renovada.

Juan Manuel Solís es Sommelier por The Court of Master Sommelier.
Síguelo en Twitter: @wamawine