En más de alguna ocasión los ‘expertos’ catadores de una sesión han opinado que en México no se producen buenos vinos blancos –o rosados, para el caso–, pero la realidad es diferente. En este texto la autora relata su experiencia del Festival de Primavera en Ensenada, donde pudo tener una ‘probadita’ de la variedad que tenemos de estos vinos en México.
Texto y fotos por Cecilia García (@CECIGARMU)
Apenas pasadas las vacaciones de semana santa y con el calorcito primaveral te recomendamos vinos mexicanos blancos o rosados que te refresquen y mariden perfecto con la comida de temporada: pescados, mariscos y botanas.
Las recomendaciones vienen directo del evento “Festival de Primavera, blancos y rosados” de la boutique de vinos La Contra de Ensenada, Baja California, que tuvo lugar el pasado 31 de marzo.
La Contra, que además de ser una tienda de vinos online tiene varias sucursales en Ensenada, Tijuana, Guadalajara, en San Cristóbal de las Casas y una recién estrenada en Aguascalientes, convocó en su sucursal del Sauzal, Ensenada a los productores de los vinos blancos y rosados que comercializa para que dieran muestra de sus nuevas añadas.
En un escenario inmejorable, a la orilla del mar y al aire libre, se dieron cita para mostrar una treintena de etiquetas. Así pudimos degustar desde creaciones clásicas y bien elaboradas, hasta innovaciones y experimentos prometedores.
Entre los recomendables encontramos el Sauvignon Blanc 2011 de Vena Cava. Una mezcla impecable de varietales de uva blanca del Valle de Guadalupe que resulta en un vino muy fresco y afrutado. Notas de manzana verde, guayaba, melón y otras frutas tropicales sutilmente se asoman al probar este vino bueno para maridar con comida del mar o una rica pasta. Las uvas utilizadas para este vino fueron 86% Sauvignon Blanc, 8% Chardonnay, 4% Chenin Blanc y 2% Viognier.
Otra recomendación sería Chasselas del Mogor 2010 de Mogor Badán, un vino blanco con buena acidez y notas florales en la nariz que al probarlo despliega notas de miel de colmena y cítricos como toronja y lima. El color de este vino seco es de un amarillo claro hacia verde muy pálido. También se aprecia bueno para maridar pescados o como aperitivo.
Una buena opción para probar es el Fluxus blanco. Este vino tiene toda una historia. El enólogo Alberto Rubio se dio a la tarea de rescatar un viñedo de 40 años de uva palomino, abandonado por lo menos unos 10 años y lo cuidó durante los últimos tres para mezclar ese caldo con un toque de Chenin Blanc y crear este vino. Es un vino seco y elegante que pasó por barricas de roble francés nuevo, lo que da un sabor más robusto sin perder la frescura.
Un vino blanco equilibrado y diferente es el Quinto Bueno de Ulloa 2010. Es una mezcla de moscatel o moscato y sauvignon blanc que resulta en deliciosas notas frutales y florales en la nariz, y un equilibrio muy bien logrado entre la acidez y un toque de miel que o hacen disfrutable igual solo que acompañado.
En cuanto a rosados, y como todo depende del gusto de cada quién, mencionaremos algunos que parecieron un excelente complemento para las vacaciones y el calor.
Antítesis 2011, de Vinos Möebius, una mezcla de moscatel y monastrel que fue afinado con un poco de syrah. De un color sandía o salmón muy intenso y apetecible. En la nariz, notas de frutos tropicales como sandía y grosella; y en la boca gusto seco que sorprende agradablemente a la mente que esperaba una explosión dulzona que no tiene. La botella es verde y no transparente por lo que para apreciar su increíble tono rosado tendrás que probarlo.
Pero si buscas un rosado dulce la opción puede ser Cursi de La Lomita. Es realmente un vino dulce así es que toma tus precauciones. La etiqueta sin duda va dirigida a un público femenino porque como su nombre lo indica, no tuvieron pudor con los corazones y los tonos pastel.
Otro que puedes probar es Ímpetu de fraternidad que se presenta de tono rosa claro, resultado de la mezcla entre grenache, syrah y chardonnay. Es un rosado ligero con notas de Jamaica y frutos rojos como fresa.
El rosado de Emevé es una opción si te gustan los vinos de mayor presencia alcohólica. Está hecho con 60% de cabernet sauvignon, 10% de syrah, 10% de tempranillo y 10% de cabernet franc. El restante 10% es un misterio, ni la contra etiqueta lo dice. En boca se siente afrutado, con notas de sandía y fresa. Puedes combinarlo con mariscos o botanas.
Si estás entrenando tu paladar para reconocer sabores, el vino rosado ST de Santo Tomás, elaborado a base de grenache puede ser un buen entrenamiento para encontrar en él sabores familiares como notas de mermelada de fresa y Jamaica, aunque es ligeramente dulzón no empalaga.
Aunque el escenario de degustación de estos vinos fue paradisiaco -a la orillas del mar- lo cierto es que el clima de Ensenada tiende a ser fresco por el viento proveniente del pacífico. Estamos seguros que en esta primavera y verano encontrarás un escenario igual o más hermoso para probar los blancos y rosados mexicanos. ¡Salud!
Galería fotográfica.
Cecilia García Muñoz (@CECIGARMU en Twitter) reside en Ensenada, Baja California, donde sigue de cerca desde un punto de vista periodístico el desarrollo y avance de la industria vinícola de la región.
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