El auge de la industria del vino de Baja California ha traído beneficios y consecuencias indirectas para el Valle de Guadalupe. Entre más posicionamiento adquiere la fama de los vinos bajacalifornianos, mayor el número de las personas que desean meterse de lleno a la vitivinicultura. O al menos parecer que lo hacen.
Por Erick Falcón
Del puñado de bodegas que existía a finales del siglo XX, hoy ya rebasan las 60 vinícolas de todos colores y tamaños. Al menos 43 tienen una bodega formalmente construida, sin contar a todos los pequeños vinicultores que compran uva a otros productores y hacen su propio vino.
El crecimiento de la industria vinícola ha provocado el surgimiento de varios negocios y movimientos complementarios a la cultura del vino y el buen comer que caracteriza la vida en el Valle, al grado que el concepto del wine country life se ha convertido en la tendencia más reciente para los desarrolladores inmobiliarios.
Así es, la temática del vino está de moda entre los arquitectos y constructores en Baja California, que este año comienzan a construir un mercado habitacional para quienes buscan un estilo de vida asociado con la cultura del vino y la gastronomía.
Tan sólo hace un par de semanas se inauguraron dos proyectos de vivienda que toman la cultura del vino como bandera del motivo de su existencia. El primero de ellos es Cuatro Cuatros, un desarrollo inmobiliario a las afueras de Ensenada que ha levantado gran expectativa y sorpresa entre los mismos productores de vino.
El proyecto ocupa una superficie de 660 hectáreas en el kilómetro 87 de la carretera Libre Tijuana-Ensenada. Está a sólo 15 minutos de la entrada a Ensenada, en una zona conocida como El Tigre, a menos de dos kilómetros del mar.
Aquí se planean construir más de mil casas y plurifamiliares, así como lotes tipo rancho de 500 a 3,000 metros cuadrados, donde el atractivo principal es que el desarrollo estará rodeado por 31 hectáreas de viñedos, y contará con su propio hotel boutique y vinícola, asesorada por el reconocido enólogo Víctor Torres Alegre.
Según el representante legal de CuatroCuatros, Gerardo Turrent Riquelme, al menos tres cuartas partes del desarrollo se dedicará a espacios abiertos, manteniendo un respeto a la conservación de la naturaleza. El proyecto ha recibido opiniones encontradas entre la comunidad de vitivinicultores, ya que por una parte demuestra la creciente influencia de la industria del vino en Baja California y la oportunidad de generar una derrama económica y crear empleos en la entidad.
La preocupación nace del tema de la densidad poblacional permitida en la zona, que según el Instituto Municipal de Investigación y Planeación de Ensenada (IMIP) debe de ser de una vivienda por hectárea, pero el desarrollo detalla 1.69 viviendas por hectárea, con más de 1,000 unidades proyectadas en el plan que diese a conocer el desarrollador, condominios incluidos.
Las propias autoridades no se han puesto de acuerdo al parecer, ya que el día de la inauguración de Cuatro Cuatros el alcalde de la ciudad, Enrique Pelayo, fue quien presidió el evento, y la directora de Administración Urbana de Ensenada aseguró que el proyecto sí cumple con loslineamientos de desarrollo urbano, sin precisar mayores detalles a los medios presentes.
Algunos de los vinicultores consultados dijeron que su preocupación es desconocer la magnitud del proyecto y su apego al desarrollo sustentable, dado que hasta su inauguración el pasado 9 de marzo, sólo se pensaba que era una vinícola con “unos viñedos curiosos en forma circular.”
Fernando Martain, enólogo y copropietario de la vinícola Cavas Valmar, comentó que apoya totalmente el viñedo y vinícola, pero hay que revisar a detalle el proyecto para que se conozca más el alcance de su construcción y su sustentabilidad.
Otros vinicultores, como David Bibayoff, presidente del Comité de Aguas del Valle, consideran que al estar fuera del Valle de Guadalupe, no se tiene en mente alguna afectación a las actividades agrícolas, como ha sucedido con otros proyectos inmobiliarios o actividades de extracción de arena que han criticado los vinicultores de Ensenada, que abogan por un crecimiento urbano sustentable y una explotación racional del agua.
El propio Torres Alegre defiende la promoción de la industria del vino que traerá el proyecto. “Ya hay una autorización, y no hay problema, está fuera del área de cultivo del Valle. Al revés, estamos buscando abrir nuestro espectro de viñedos a otras zonas,” asegura el enólogo.
Sin embargo, los que conocen el problema de agua del Valle de Guadalupe saben que uno de sus principales agravantes es la demanda de agua que genera la ciudad de Ensenada al acuífero del Valle. Demanda que no se verá sino incrementada con desarrollos de este tipo. Ojalá que los estudios de impacto ambiental se realicen a profundidad, tomando en cuenta la nueva densificación del desarrollo, que a decir de gente cercana al proyecto, ha subido a más del doble de su planeación inicial.
Al estar cerca del mar, el clima afecta el crecimiento de la uva, y sin embargo Torres Alegre afirma haber logrado hacer vinos de buena calidad, que se dieron a conocer en la presentación de Cuatro Cuatros, y que están pensados sean producidos para los futuros habitantes de la zona, que serán los dueños de la vinícola.
Otro proyecto en ciernes, con un tinte ecológico más publicitado, es el del arquitecto tijuanense Jorge Gracia, Encuentro Guadalupe. Gracia ha hecho equipo con el legendario enólogo de origen potosino Sam Balderas, cuyo vino –Chardonnay, Talbott 1990– ha recibido una calificación perfecta por parte de la revista Wine Spectator, algo considerable si se toma en cuenta que la publicación ha reseñado más de 100 mil vinos.
Conocido por su arquitectura a base de estructuras prefabricadas que se ensamblan en sitio para evitar perturbar el entorno ecológico, Encuentro Guadalupe contará con ecolofts, un hotel boutique, restaurante y quizá ecoresidencias con vista a los viñedos más extensos del Valle de Guadalupe.
Armado con un comedor campestre basado en los principios del movimiento Slow Food y un mercado de productores artesanales del Valle, el proyecto de Encuentro Guadalupe conjuga muchos elementos interesantes para quien busca una vida más bohemia y tiene la capacidad económica para cambiar de residencia.
Ambos proyectos aportan un ángulo distinto a la experiencia del vino mexicano, y exhibe el potencial de los movimientos gastronómicos y enológicos del Valle de Guadalupe: no en vano Ensenada se está convirtiendo en la capital de la cultura de la gastronomía y el vino, y eso está atrayendo inversión, generando empleos y haciendo feliz a quien gusta de este estilo de vida.
Sin embargo, resta poner sobre la lupa la viabilidad ambiental de los proyectos que se desarrollen en la zona. Si bien el turismo enológico es muy bienvenido en el Valle y aporta a la economía de la región, todo proyecto de gran magnitud debe pasar la lupa de la sustentabilidad para evitar que los viñedos pasen a ser un ‘accesorio de lujo’ para los desarrolladores de vivienda.
Periodista fronterizo: ha laborado en los principales periódicos de Tijuana y Ciudad Juárez, escribe regularmente para revistas nacionales como Día Siete, Expansión y Milenio Semanal. Es considerado uno de los mejores periodistas ambientales mexicanos a nivel mundial por instituciones como Reuters, IUCN, Conacyt y la Society of Environmental Journalists de EUA, pero ha adquirido un gusto por escribir sobre el vino, gastronomía y estilo de vida desde que reside en Ensenada.
Comentarios
3 respuestas a «[Reporte Ensenada] Wine Country Living, la última tendencia en el Valle de Guadalupe»
Felicidades muy buen reportaje.
sigue la cultura del vino creciendo, muchas felicidades a todos los colaboradores.
Muy buena columna!! Felicidades .